La margravina Carolina de Brandeburgo-Ansbach fue la mayor de los tres hijos del margraveJuan Federico de Brandeburgo-Ansbach y de la princesa Leonor Edmunda de Sajonia-Eisenach, su segunda esposa.
Huérfana de padre a los tres años de edad (1686) y de madre a los trece (1696), creció como una mujer brillante, culta e inteligente, lo que la hizo una princesa muy codiciada entre las cortes europeas. Sin embargo, cuando le llegó la oportunidad de convertirse en reina de España, rehusó la propuesta, pues de ninguna manera renunciaría a su fe protestante. Poco después conoció a Jorge Augusto de Brunswick-Luneburgo (futuro Jorge II de Gran Bretaña), con el que se casó en el Palacio de Herrenhausen, en Hannover, el 22 de agosto de 1705.
Al subir su suegro al trono de británico como Jorge I en 1714, su marido se convirtió en duque de Cornualles y poco después en príncipe de Gales, convirtiéndose ella por lo tanto en princesa de Gales. Como su suegro se había divorciado de su esposa varios años atrás, no había reina, lo que hizo que Carolina fuera la dama más importante del reino. Pronto forjó una gran amistad con Sir Robert Walpole, el primer ministro, y fue su influencia en el rey Jorge que permitió a los príncipes de Gales continuar con su estilo de vida después de que Jorge Augusto se distanciara de su padre.
La notable inteligencia de Carolina pronto exasperó a su marido. Por ejemplo, en su juventud ella mantuvo una activa correspondencia con Gottfried Leibniz, el coloso intelectual que era cortesano de la casa de Hannover, siendo publicada dicha correspondencia en el siglo XIX. Sin embargo, el matrimonio de Carolina y Jorge fue, en cierto modo, acertado, pese a las varias amantes que solía tener el príncipe.
Reina consorte de Gran Bretaña
Carolina se convirtió en reina al morir su suegro en 1727. En el curso de los siguientes años, ella y su marido tuvieron que batallar en contra de su hijo mayor, Federico Luis, príncipe de Gales, que había sido dejado en Alemania cuando ellos partieron al Reino Unido, y al que volvieron a ver solamente en 1728, cuando ya era adulto y se había formado muchos malos hábitos. Las fricciones entre Federico y sus padres, especialmente con su madre, eran constantes y se demostraban de varias maneras. El príncipe de Gales se opuso a la política de su padre, y, una vez que estuvo casado, solicitó al Parlamento un aumento financiero en la pensión que su padre le había negado. A pesar de que Carolina había seleccionado personalmente a su nueva nuera, Augusta de Sajonia-Gotha, parecía resuelta a que la unión no fuera feliz, y quedó consternada cuando supo, en 1736, que Augusta estaba embarazada. Un episodio peculiar ocurrió cuando el príncipe Federico, al descubrir que su esposa había comenzado las contracciones del parto, la hizo sacar furtivamente fuera de Hampton Court en medio de la noche rumbo al palacio de St. James, para asegurarse de que su aborrecida madre no estuviera presente en el nacimiento.
Similares peleas con su hijo se sucedieron tras el nacimiento de la primera hija de los príncipes de Gales, y un alejamiento total se produjo en los meses anteriores a la muerte de Carolina.
La reina Carolina detentaba poderosas posiciones: fue nombrada "Guardián del Reino de Gran Bretaña, y Lugarteniente de su Majestad durante la ausencia del rey", lo que le permitió actuar como regente cuando su marido estaba en sus viajes por Hannover.
Su marido dispuso un par de ataúdes que tuvieran uno de los lados de forma desprendible, para que, cuando él la siguiera al sepulcro, veintitrés años más tarde, pudieran estar juntos otra vez.
Descendencia
Dio a luz a 9 hijos de 1707 a 1724 en el transcurso de su matrimonio y sufrió finalmente una ruptura de la matriz que le trajo complicaciones fatales.
Sus hijos fueron: