La infanta Catalina Enriqueta de Portugal nació en Vila Viçosa el 25 de noviembre de 1638. Cuarta de los hijos del duque Juan II de Braganza -luego rey Juan IV de Portugal- y de Luisa Francisca de Guzmán. Por parte de madre era una segunda bisnieta de San Francisco de Borja y Aragón; y, consiguientemente, descendiente directa del papa Alejandro VI (Rodrigo Borja o Borgia). Aunque recibió educación en un convento, esta fue estrechamente supervisada por su madre.
Al ser restaurado Carlos al trono inglés en 1660, la madre de Catalina volvió a abrir negociaciones con sus consejeros, y se firmó un tratado de matrimonio el 23 de junio de 1661.[1]
Como parte del dote, la corona portuguesa cedió a Inglaterra la ciudad de Tánger, en Marruecos, y la isla de Bombay (en la bahía de João Bom), en India.[1] A cambio, Portugal obtuvo el apoyo militar y naval de Inglaterra en su guerra contra España.[2]
Como reina consorte
Catalina se casó mediante poderes en Lisboa el 23 de abril de 1662 con el rey Carlos II de Inglaterra. Después de su llegada a Portsmouth el 14 de mayo de 1662, la pareja se casó en dos ceremonias - una católica realizada en secreto, seguida por un servicio público anglicano - el 21 de mayo de 1662, en la ciudad de Portsmouth.
Catalina no era una reina particularmente popular, por ser católica, y a causa de ello no poder ser coronada, ya que los católicos tenían prohibido participar en servicios anglicanos. Inicialmente Catalina afrontó dificultades debido al idioma, las infidelidades del rey y los conflictos políticos entre católicos y anglicanos. Con el tiempo, su decoro, tranquilidad, lealtad y afecto genuino para Carlos cambiaron la percepción del público respecto a ella.
A pesar de la reputación que tenía Carlos de mujeriego,[1] Catalina nunca pudo darle un heredero vivo, pues aunque tuvo 3 embarazos -el último de los cuales fue en 1669-, todos terminaron en abortos. Su posición se tornaba difícil a medida que Carlos continuaba teniendo bastardos con sus amantes, sin embargo él insistió en que la trataran con respeto, y rehusó divorciarse de ella. Después de la muerte de Carlos en 1685, Catalina permaneció en Inglaterra durante el reinado de su cuñado católico Jacobo II, y volvió a Portugal al ser entronizados en forma conjunta Guillermo III y María II.[1]
Catalina es famosa por haber introducido la costumbre de tomar el té en Inglaterra. El historiador Eugenio Pereira Salas escribió: «La milenaria planta china aparece en Portugal, pero solo años más tarde se extiende su uso. Catalina de Braganza fue la primera reina bebedora de té y en 1717, los ingleses la adoptaron como bebida nacional, abriéndose en Londres en 1717 los primeros “Salones de té”».[3]
Últimos años
Al final de la enfermedad Carlos en 1685, mostró la ansiedad de reconciliación con la fe católica, y exhibió un gran dolor por su muerte. Más adelante en el mismo año, sin éxito, intercedió ante Jacobo por la vida de James Scott , hijo ilegítimo de Carlos, ya que fue el líder de la Rebelión de Monmouth a pesar de que en rebelión había contado con el apoyo de los protestantes contra una firme oposición a la Iglesia Católica.
Catalina permaneció en Inglaterra, viviendo en Somerset House, durante el reinado de Jacobo hasta su deposición en la Revolución Gloriosa por Guillermo III y María II . Inicialmente en buenos términos con Guillermo y María, su situación se había deteriorado con la práctica de su religión dando lugar a malentendidos y a un aislamiento cada vez mayor. Un proyecto de ley fue presentado al Parlamento para limitar el número del personal católico de Catalina, y le fue advertido que no promoviese agitaciones en contra del gobierno. Finalmente regresó a Portugal en marzo de 1692.
Apoyó el Tratado de Methuen, en 1703 con Inglaterra y actuó como regente de su hermano, Pedro II, en 1701 y 1704-05.
↑ abcdefg«Catarina (D.).». Portugal - Dicionário Histórico, Corográfico, Heráldico, Biográfico, Bibliográfico, Numismático e Artístico(en portugués)II. pp. 948-949. Consultado el 23 de octubre de 2011.