El 22 de febrero de 1892 Carlos Thays, Director de Parques y Paseos de Buenos Aires entre 1891 y 1913,[9] elevó un proyecto a la Intendencia Municipal, a cargo de Francisco Bollini, exponiendo la necesidad de crear un «jardín botánico de aclimatación»[3][10] para objetivos científicos, recreativos y paisajísticos, aconsejando hacerlo en el lugar que ocupa actualmente —un perímetro de ocho manzanas delimitado por la avenida Santa Fe, la avenida Las Heras, la calle República Árabe de Siria y la Plaza Italia— y en el que funcionaban en ese entonces el Departamento Nacional de Agricultura y el Museo Histórico Nacional. El proyecto resultó aprobado y se entregaron dichos terrenos el 2 de septiembre de 1892. Para tal fin, fueron rellenados con tierra más fértil de otras regiones.[11]
El solar se encontraba en un lugar alto (desde allí se divisaban los «bañados de Palermo» y la costa del Río de la Plata) y hasta los finales de la época colonial había sido un almacén de pólvora, llamado «polvorín de Cueli», por el nombre de una familia que tenía su residencia en el lugar.[11][12]
En el Jardín Botánico, Thays investigó los métodos de germinación de las semillas y llevó a cabo varios experimentos para la producción industrial de la yerba mate. Mediante el método científico pudo redescubrir el sistema que se había perdido luego de la expulsión de los jesuitas. Esto ya había sido enunciado por el naturalistaAimé Bonpland, quien había vivido con herederos de las misiones jesuíticas, pero sus estudios se habían perdido. En 1895 recibió las primeras semillas de yerba mate y gajos de plantas. Los gajos no prosperaron, pero logró hacer germinar las semillas al someterlas a una prolongada inmersión en agua a elevada temperatura.[9][13][14][15]
Así se refirió a su descubrimiento:
(...) después de haber realizado una cierta cantidad de experiencias, utilicé con éxito en el Jardín Botánico el modo bien simple de preparar los granos mediante una inmersión especial cuya receta ha sido publicada. Obtuve así un gran número de ejemplares que se pueden denominar domésticos que producen granos que germinan, aunque un poco lentamente, sin ninguna preparación.
Debido al éxito obtenido, la Dirección de Agricultura y Ganadería de la Nación Argentina confirmó la eficacia del llamado «método Thays» y lo divulgó en la región noroeste del país.[13][15]
Entre 1914 y 1918, durante la gestión del ingeniero agrónomoBenito Javier Carrasco, sucesor de Thays, se incorporó la Escuela de Jardineros (la actual Escuela Técnica de Jardinería «Cristóbal María Hicken»), el herbario, el semillero, la biblioteca especializada en botánica y el taller de fotografía. Al igual que Thays, Carrasco impulsó el desarrollo de varias de las obras que hoy en día conforman el Jardín Botánico y el sistema de espacios públicos verdes de la ciudad de Buenos Aires.[6][9][17]
En marzo de 2023 fue seleccionado como el primer refugio climático de la ciudad de Buenos Aires pues las temperaturas en su interior son, en promedio, un 4,8 °C menores que las registradas en sus alrededores. El reconocimiento fue entregado por la Agencia de Protección Ambiental, perteneciente a la Secretaría de Ambiente porteña. "La proporción de sombra natural que nos ofrece el Jardín Botánico y el impacto en la temperatura es importante que sea difundido y reconocido como refugio para la ciudadanía frente al calor extremo" destacó el subsecretario de Políticas de Infraestructura Verde Urbana y Desarrollo Sostenible de la ciudad, Ariel Álvarez Palma, al explicar las razones de la distinción.[19]
El Día Nacional de la Botánica se conmemora en Argentina el 7 de septiembre de cada año, en el aniversario de la apertura del Jardín Botánico, concretada en 1898.[20]
Descripción
Jardines
Thays concibió el Jardín Botánico con seis sectores fitogeográficos: cinco contienen especies de cada continente y uno está dedicado exclusivamente a las especies autóctonas de la Argentina. En cada sector los especímenes vegetales se ordenan sistemáticamente, según la clasificación taxonómica.[5]
Reúne más de treinta obras de arte.[3] Entre esculturas, monumentos, bustos y fuentes, se destacan Los primeros fríos, obra en mármol de Miguel Blay y Fábrega; L'Aquaiolo, estatua-fuente realizada en bronce por Vincenzo Gemito; una réplica en bronce de Saturnalia, de Ernesto Biondi; una reproducción en bronce de la célebre Luperca (o Loba Capitolina), donada por Vittorio Emmanuelle III; una copia en mármol de la Amazonas (la obra original corresponde a Fidias), una réplica en mármol de la Afrodita de Cnido llamada Venus; LaFlora, una reproducción en pizarra de la obra original de René Frémin; Ondina del Plata, obra en mármol de Lucio Correa Morales, emplazada en el centro de una fuente denominada La Primavera; y El mensaje de Mercurio, copia en reemplazo de la escultura original, que fue destruida por la caída de un árbol.[23]
Cerca de la entrada principal del Jardín Botánico se ubica una casona de estilo inglés, con ladrillos rojizos a la vista, que fue proyectada por el ingeniero militar Jordan Wysocki y construida por Pedro Serechetti en 1881.
Carlos Thays residió allí durante su gestión como titular de la Dirección de Parques y Paseos.
Actualmente es la sede del centro de visitantes y de la administración del Jardín Botánico.[24]
Invernaderos
Uno de los atractivos del Jardín Botánico son sus cinco invernaderos o invernáculos, donde se ubican especies con requerimientos ambientales específicos, como las bulbosas, los cactus y las suculentas.[5]