”Se habla en Zweig de pasiones desnudas. En la película las cubre un velo de recato (…) Hay una predisposición orsonwelliana: ángulos buscados, sombras anormales, desplazamiento novedoso de la cámara, sentido plástico de algunas imágenes, intercalación de voces, narración fragmentaria, etc. Duda en la conducción de los intérpretes, escapa a la emoción del tema pero cumple un esfuerzo interesante en nuestro cine.”[1]
“Amelia Bence animó con solvencia a la mujer que, en un solo día vive la pasión más intensa de su vida, gracias al conocimiento que traba con un jugador al que quiere alejar de ese “vicio” y que le alcanza para colmar sus deseos y ansiedad contenidos durante años. Una gran belleza plástica adornó los decorados de Juan J. Renard, inclusive la magnífica reconstrucción del casino de Montecarlo y sus adyacencias, así como un vastísimo salón de juegos, con cientos de extras.”
Referencias
↑ abcManrupe, Raúl; Portela, María Alejandra (2001). Un diccionario de films argentinos (1930-1995). Buenos Aires: Editorial Corregidor. p. 604. ISBN950-05-0896-6.
↑España, Claudio; Rosado, Miguel Ángel (1984). Medio siglo de cine (1° edición). Buenos Aires: Editorial Abril S.A. y Editorial del Heraldo S.A. p. 210. ISBN950-10-0133-4.