María Luisa tuvo once hermanos menores antes de que su madre muriera al dar a luz en 1882. Más tarde, su padre se volvió a casar con la infanta María Antonia de Portugal, con quien tuvo otros doce hijos, entre ellos Zita, emperatriz de Austria, y Félix, príncipe de Luxemburgo. María Luisa, que tenía doce años en el momento de la muerte de su madre, se crio en Suiza y en Biarritz, bajo el cuidado de gobernantes ingleses. Hablaba cinco idiomas con fluidez, le encantaba pintar y hacer música. Su talento para tocar el piano y la guitarra se calificó muy por encima del promedio. También se dedicó a la lectura y conoció la obra de Dante y Leopardi, que amaba profundamente.
Matrimonio y descendencia
La política europea del siglo XIX dictaba que por su condición de princesa, su matrimonio debía ser de útil para su familia, y para fortalecer las relaciones con Bulgaria, su padre negoció los esponsales con el entonces príncipe heredero de aquel reino, Fernando de Sajonia-Coburgo-Gotha, que después de haber fallecido su mujer y tras la abdicación de su padre, fue zar de Bulgaria, por lo que María Luisa no fue zarina, solo princesa.
El matrimonio se celebró el 20 de abril de 1893 en Villa Pianore, ubicada en Camaiore, Lucca (Italia), y residencia de Roberto I de Parma, padre de la contrayente. La madre del novio, Clementina de Orleans, presente en esa ocasión, describió a la futura nuera en una carta a la reinaVictoria del Reino Unido en estos términos: «Lamentablemente no muy guapa, que es su única culpa, ya que es encantadora, buena, muy ingeniosa, inteligente y realmente agradable». A pesar de la polémica sobre el amaneramiento del esposo, el matrimonio no tardó en tener sucesión, y nueve meses y diez días después del enlace nació su primer hijo, el príncipe Boris, al que siguieron tres hermanos más:
Boris III (1894-1943), zar de Bulgaria. Casado con la princesa Juana de Saboya, de quien tuvo descendencia.
Cirilo (1895-1945), regente de Bulgaria, que fue asesinado por los comunistas. Soltero y sin descendencia.
Eudoxia (1898-1985), murió soltera y sin descendencia.
Descrita por un historiador como «una criatura de nariz larga, modales silenciosos y naturaleza generosa», María Luisa tuvo que soportar, a lo largo de su vida matrimonial, la bisexualidad de su marido, el cual no la encontraba atractiva. Sin embargo, se aseguró de tener hijos con su esposa, para consolidar su dinastía en el trono búlgaro. María Luisa no participó en la vida política de su país de adopción.
A petición urgente de sus súbditos, y con el objetivo de obtener el reconocimiento como soberano búlgaro por el emperador ruso, Fernando decidió convertir a su hijo mayor, Boris, a la ortodoxia búlgara en el 2 de febrero de 1896. María Luisa, una ferviente católica y que estaba embarazada, luchó amargamente contra esta decisión, apoyada por sus suegros, pero en vano. Incapaz de evitar la conversión de Boris, María Luisa, quien amenazó con dejar el país, dejó Sofía el mismo día para Beaulieu, una ciudad en el sur de Francia. En mayo de 1896, la princesa regresó a Bulgaria. Para calmar la situación familiar, su segundo hijo fue bautizado según el rito católico. En el verano de 1897, fue a Londres con su esposo para asistir al Jubileo de Diamante de la reina Victoria, dando a luz a la Eudoxia en enero siguiente.
En julio de 1898, junto con su esposo y su hijo Boris, de cuatro años, visitó San Petersburgo, invitada por el zar Nicolás II. María Luisa tuvo mucho éxito durante esta visita.
Muerte
La desilusión que sentía en su vida privada, sumado al hecho de haber dado a luz a cuatro hijos en cinco años, debilitó su salud. Afectada por una neumonía y resfrío, María Luisa murió en 1899, en Sofía, veinticuatro horas después de dar a luz a su última hija, con tan solo veintinueve años. Sus últimas palabras a Fernando fueron: «Me muero, pero desde el cielo velaré por ti, por nuestros hijos y por Bulgaria».
Su sarcófago, el cual es obra del escultor italiano Tomaso Gentile, descansa en la catedral de San Luis de Francia, en la ciudad búlgara de Plovdiv y de religión católica, pues María Luisa nunca abandonó su confesión católica en favor de la ortodoxa propia de su marido.
Títulos y tratamientos
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Aronson, Theo (1986) Crowns in conflict: the triumph and the tragedy of European monarchy, 1910-1918, John Murray Publishers, London. ISBN 0-7195-4279-0
Constant, S. (1979) Foxy Ferdinand, 1861-1948, Tsar of Bulgaria, Sidgwick and Jackson, London. ISBN 0-283-98515-1
Defrance, Olivier (2024). «A Life Without Tenderness». Royalty Digest Quarterly (Ted Rosvall) (1): 1-10. ISSN1653-5219.|fechaacceso= requiere |url= (ayuda)