Las lágrimas de san Pedro o San Pedro arrepentido es el tema de varios lienzos del Greco. Según Harold Wethey, se conocen diecisiete obras de este motivo, realizadas por el maestro o por su taller. De ellas, solo cinco se consideran autógrafas del Greco, siendo las obras de las que trata este artículo.[1]
Este tema se había tratado —en varios períodos y lugares— en pinturas al fresco, en trípticos y en retablos, pero parece que fue el Greco quien lo representó por primera vez como pintura al óleo sobre un lienzo independiente. Según Émile Mâle, su aceptación popular se debió a la defensa del sacramento de la penitencia por parte de la Iglesia de la contrarreforma.[2] En aquel momento, san Pedro era visto por el protestantismo como un traidor, pero la iglesia católica lo alababa, ya que —después de su arrepentimiento y posterior actividad evangelizadora— se convirtió en el primer Papa.[3]
Esta escena se narra en el evangelio de Lucas,[4] en el evangelio de Mateo[5] y en el evangelio de Marcos.[6] En el evangelio de Juan se da otra información, que ayuda a comprender este pasaje.[7]
San Pedro aparece —de medio cuerpo— como un hombre mayor, con barba blanca, vistiendo una túnica azul y un manto amarillo. Está ante la entrada de una cueva, con un tronco y hojas de hiedra en la pared. Sus brazos —fuertes y musculosos— son verdaderamente los de un pescador, y sus manos están entrelazadas sobre el pecho, llevando las llaves de san Pedro.[8] Sus ojos —llenos de lágrimas— se dirigen hacia el Cielo, reconociendo su culpa y pidiendo perdón.[9] En la parte inferior izquierda, se ve al ángel que deja al Santo Sepulcro, ya vacío después de la Resurrección, y a María Magdalena, quien se dirige hacia san Pedro.[10]
Es posible que la representación del ángel como un joven vestido con una capa semejante a un relámpago despidiendo una luz fosforescente,[11] provenga de algún evangelio apócrifo.[12]
En el enlace Las lágrimas de San Pedro (Bowes Museum), se encontrará la debida información sobre este lienzo.
Este magnífico lienzo, seguramente es posterior a Las lágrimas de San Pedro (Bowes Museum) y anterior al de la Colección Phillips. Las veladuras de los brazos y del cuello desaparecieron debido a una limpieza abusiva, durante la cual se hizo visible parte de la imprimación, lo que le da a este lienzo un aire inacabado. Además, el restaurador no entendió bien la firma, y se confundió al enlazar las letras de la palabra θεοτοκóπουλος. Además, la palabra "ε'ποíει" es solamente inteligible a partir de las dos primeras letras.[15]
Tanto las dimensiones como la apariencia de este lienzo son muy similares a las de la variante de Sitges (atribuido al taller).[17]
Parece una obra inacabada, a pesar del intenso color de la capa amarilla sobre la túnica azul ultramarino. Las reparaciones de los agujeros de un antiguo bastidor se aprecian en los bordes de la pintura.[19]
La firma en letras pequeñas y la esbeltez de la figura, denotan una fecha de realización tardía. Esta pintura había sido considerada como una obra de taller, porque su situación sobre el gran Bautismo de Cristo no permitía una inspección cuidadosa. El inventario del Hospital de Tavera de 1672 contiene la primera referencia a este lienzo.[21]