Inés llegó a Coímbra como doncella de su prima Constanza Manuel de Villena, que era esposa por poderes del infante Pedro de Portugal, con quien finalmente celebró su matrimonio. Al fallecer Constanza, Inés inició una relación con el infante Pedro de Portugal, lo cual provocó el rechazo del rey Alfonso IV de Portugal y especialmente de la nobleza portuguesa (en total tuvieron cuatro hijos considerados ilegítimos).
En 1354 Alfonso IV se trasladó con su corte a Montemor-o-Velho e inició una conspiración junto a sus consejeros para desvincular a Inés de Castro de la corona, ante un inminente casamiento con Pedro y la posible anexión de Portugal al Reino de Castilla.
Inés fue asesinada con el consentimiento de Alfonso IV, en la Quinta das Lágrimas en enero de 1355.
En la vida de Inés de Castro hay dos partes muy distintas: la leyenda, que ha transmitido su nombre a todos los pueblos, y la historia real, que todas las investigaciones de la escuela moderna no han podido aún dilucidar por completo.[1]
Las dos jóvenes abandonaron Castilla en 1340, e Inés residió en Lisboa o Coímbra en calidad de dama parente, y añade la tradición que, en el instante de su llegada a la corte de Alfonso IV de Portugal, excitó una viva pasión en el corazón del infante heredero Pedro.
Inés de Castro, amada apasionadamente por el heredero del trono portugués, y viviendo la esposa legítima de este, era de muy noble estirpe para tomar ostensiblemente el título de amante real del infante; pero lo cierto es que los amores de Inés y de Pedro produjeron los celos en Constanza, la cual murió a consecuencia del parto, bien del futuro heredero, Fernando, el 13 de noviembre de 1345 o bien de su cuarta hija el 27 de enero de 1349. A partir de esta época los lazos que se habían formado entre Inés y el infante tomaron un carácter muy distinto del que habían tenido durante la vida de Constanza.
Matrimonio clandestino
Hacia 1354, varios años después de la muerte de la esposa legítima de Pedro I, se casó este con la que había sido durante tanto tiempo su amante, santificando su unión ante el obispo de Guarda y de algunos servidores; pero si la unión fue bendecida, ningún documento pudo presentarse que lo probara; nada especificó los derechos que adquirieron la nueva esposa y sus hijos, y ninguno de los testigos del matrimonio, ni el mismo príncipe, cuando llegó a ocupar el trono en 1357, pudieron asignar una fecha precisa a aquel matrimonio clandestino que debía dar una reina a Portugal.
Todos los hijos de Inés de Castro, recibieron sepultura fuera de Portugal.[8][9]
Asesinato de Inés
Inés fue asesinada en el marco de un conflicto dinástico entre Portugal y la Corona de Castilla, que culminó pocos años después en el interregno de 1383-1385. En 1354/1355 el rey Alfonso IV el Bravo trasladó su corte a Montemor-o-Velho e inició un complot con varios de sus consejeros para disminuir las pretensiones de la Casa de Castro en Portugal.
Fue ejecutada en la Quinta das Lágrimas en enero de 1355. Los principales implicados, los consejeros Pedro Coelho, Diego López Pacheco y Álvaro Gonçalves, señalados como los más incisivos en presionar al rey para asesinar a doña Inés, consiguen fugarse, provocando la furia del infante Pedro. La muerte de Alfonso IV le llevó al trono en 1357.
Venganza, leyenda y realidad
Terrible fue la venganza de Pedro cuando fue coronado rey. La leyenda admitida por la tradición, pero no probada por la historia, cuenta que el rey Pedro tomó el cadáver de Inés —en estado de descomposición avanzada— y lo colocó en el trono obligando a su corte y a todos los allí presentes a que le rindieran los honores debidos de reina.
El cronista Fernão Lopes nada dice sobre esta exhumación y esta fantástica ceremonia. Algunos historiadores suponen que el origen de esta leyenda puede ser la costumbre que en Portugal había de besar la mano del cadáver de los reyes difuntos, o también de que en los siglos XIV y XV las efigies de los reyes, modeladas en cera, se colocaban sobre el túmulo funerario, y tal vez esta efigie de Inés fuera colocada por Pedro en el trono, obligando que a su imagen, y no a su cadáver, se rindieran los homenajes.
Los tres instigadores de la muerte de Inés, temiendo la venganza del ya rey Pedro, habían huido al Reino de Castilla tras la muerte de Alfonso IV.
En 1360 el rey de Portugal y el de Castilla alcanzaron un acuerdo para entregarse mutuamente a nobles huidos de sus respectivos reinos. De los tres instigadores de la muerte de Inés, Pedro Coelho (que había sido tutor del infante Pedro) y Álvaro Gonçalves expiaron de un modo terrible su crimen; al primero le fue arrancado el corazón por el pecho, y al segundo por la espalda. Pacheco fue el único que consiguió escapar a Aviñón y más tarde Pedro I le perdonaría la vida.
Amor eterno
Suntuosos fueron los funerales que se hicieron a Inés; su cuerpo descansa en el Monasterio de Alcobaza, depositado en un túmulo de piedra caliza, con una efigie coronada que Pedro había hecho preparar de antemano, y cerca de la cual hizo erigir su propia sepultura. La primera posición de las tumbas fue una al lado de la otra, con los pies mirando hacia el este, frente a la primera capilla del crucero sur, entonces dedicada a San Benito.[10] panteón real recién construido, donde se colocaron una frente a otra.[10] En 1957 fueron trasladados a su posición actual, Pedro en el crucero sur y Inés en el crucero norte, uno frente al otro.[10] Cuando las tumbas, en el siglo XVIII, fueron colocadas frente a frente, surgió la leyenda de que estaban en esa posición para que Pedro e Inés "pudieran mirarse a los ojos cuando despertaran el Día del Juicio".
Albert Caraco, filósofo y escritor francés, escribió Inès De Castro (publicada junto con Les Martyrs de Cordoue, del mismo autor. Editions Bel-Air. Río de Janeiro, 1941).
Más recientemente se ha publicado el cuento breve "Una Tragedia Amorosa En El Portugal Medieval" (Editorial RP, Buenos Aires, 2000) de César Fuentes Rodríguez y la novela "Inés de Castro" (Barcelona, 2003) de la escritora española María Pilar Queralt del Hierro que ha alcanzado en Portugal un gran éxito de crítica y público.
Mi querida Inés, novela de Margarida Rebelo Pinto.
Ángela Vallvey Arévalo recoge su leyenda en Amantes poderosas de la historia.
Se han escrito 29 óperas sobre el tema con base en 21 libretos diferentes. Particularmente importante es la ópera Ines de Castro de Giuseppe Persiani, con libreto de Salvatore Cammarano, estrenada en Nápoles en 1835. El compositor uruguayo Tomás Giribaldi escribió en 1905 una ópera basada en la trágica leyenda llamada Inés de Castro. En 2006 el compositor suizo Andrea Lorenzo Scartazzini estrenó una ópera con base en este tema, titulada Wut, en el teatro de la ópera de Erfurt (9 de septiembre de 2006).
En el episodio "La Reina después de Muerta" de la serie de Rtve de 1977 "Mujeres insólitas".
En una emisión del clásico programa argentino antológico de relatos breves Cuentos de terror (2002-2005, emitido por el canal I.Sat), el escritor y presentador Alberto Laiseca recreó la historia de Inés de Castro y Pedro de Portugal, narrando una mezcla de relato real con ficción.
La serie de televisión "Pedro e Inés", producida para la RTP de Portugal en 2005.
Rodrigues Oliveira, Ana (2010). Rainhas medievais de Portugal. Dezassete mulheres, duas dinastias, quatro séculos de História(en portugués). Lisboa: A esfera dos livros. ISBN978-989-626-261-7.
VILLEGAS LÓPEZ, Sonia: Aphra Behn’s Sentimental History: The Case Study of Agnes de Castro, or the Force of Generous Love (1688); en SEDERI 14 (2004): 239-246. Universidad de Huelva.