La ciudad de Kiev debía permanecer bajo control ruso solo hasta 1669, pero Rusia consiguió mantenerla con la firma del Tratado de Paz Eterna con Polonia en 1686.[2] Se decidió además que la región de la Sich de Zaporozhia quedase compartida entre rusos y polacos, como zona de protección frente a los tártaros.[3] El tratado también obligó a ambas partes a una defensa común contra el Imperio otomano. En el Zarato ruso, el Tratado de Andrúsovo fue considerado un importante paso para la unificación de los eslavos orientales (ucranianos, bielorrusos y rusos) en un mismo Estado. En Ucrania, el tratado se veía frecuentemente como la partición de la nación ucraniana entre dos Estados vecinos más poderosos.[3] Disgustados por las cláusulas del pacto ruso-polaco, los atamanes ucranianos se aliaron con los otomanos.[3]