Nuno Álvares Pereira de Melo (Évora, 4 de noviembre de 1638-Lisboa, 27 de enero de 1727) fue un noble portugués y duque de Cadaval tras la creación del título el 26 de abril de 1648 por la Carta Regia de Juan IV.[1]
Origen
Hijo del III marqués de Ferreira y IV conde de Tentúgal, Francisco de Melo, y de Juana de Pimentel.[1] Nuno nació en Évora el 4 de noviembre de 1638 y fue educado en palacio. Sus hermanos fueron Teodosio de Melo de Braganza, (m 1672) e Isabel de Moscoso (1640-1650).
Primeros años
Después de la aclamación de Juan IV, el marqués de Ferreira trasladó su familia a Lisboa, y Nuno se crio en el palacio real.[1] Cuando falleció su padre en 1645, lo sucedió como marqués de Ferreira.[1] El 26 de abril de 1648 el rey le concedió el título de duque de Cadaval, día en que nació el infante Pedro.[1] Desde entonces el primogénito pasó a convertirse en marqués de Ferreira y el segundo hijo en conde de Tentúgal.[1]
Carrera
En 1657, con 19 años, fue nombrado familiar del Santo Oficio.[1] En 1657 quiso formar parte en la guerra de Alentejo, pero la reina regente Luisa de Guzmán no lo consintió, prohibiéndole salir de la Corte, por carta de 19 de mayo.[1] En 1658 intentó nuevamente alistarse en el ejército, y esta vez obtuvo permiso, porque la reina intentaba nombrarlo general de caballería en la siguiente campaña. Asistió al cerco de Badajoz y al ataque del fuerte de San Miguel, siempre con distinción. En este ataque recibió dos heridas, una ellas de mucha gravedad, despedazándole una bala el hombro izquierdo, obligándolo a un tratamiento prolongado. En 1659 quiso volver al ejército, pero la reina se lo impidió de nuevo, y el 10 de marzo lo nombró consejero de Estado y ministro del despacho de la junta nocturna, donde se trataban los más importantes negocios y los más altos intereses del reino.
Era de los hidalgos que más censuraban el procedimiento irregular del príncipe Afonso, y por eso, tan pronto como subió al trono, el nuevo monarca lo mandó a la villa de Almeida. A pesar de serle prohibido repetidas veces salir en campaña durante el tiempo de su exilio, aún sirvió como soldado a las órdenes del gobernador de las armas de la provincia de Beira, destacando en algunos combates. Sintiéndose enfermo partió para Caldas da Rainha, desde donde pasó a Tentúgal, y causando extrañeza aquel proceder, dirigió una representación al rey, por la que obtuvo licencia para residir en Alenquer, y más tarde se le permitió regresar a Lisboa.
Tuvo una gran participación en la deposición del por entonces actual monarca y en la entrega del gobierno a su hermano Pedro. Asistió como condestable a las Cortes del 27 de enero de 1668, reunidas para el juramento del infante como regente con motivo de la incapacidad perpetua de Alfonso VI de Portugal, y fue él a quien la reina María Francisca de Saboya-Nemours le encargó actuar como su procurador en la causa de su divorcio.