Miembro de la Unión Internacional de Protección de la Infancia. La principal actividad en sus inicios fue la creación de hogares funcionales para acoger a niños y jóvenes privados de ambiente familiar o en situación de abandono, proporcionándoles el medio más parecido al de una familia, en el que desarrollan su vida y formación integral de un modo eficaz, garantizando su presencia en la sociedad sin discriminación y sin marginación. Con el paso de los años ha ido ampliando sus actividades a otros sectores sociales desprotegidos: mujeres víctimas de violencia doméstica, personas con discapacidad física y psíquica y personas mayores que viven en soledad, abandono o exclusión social.[1]