La declaración estableció una clara distancia con la postura oficial de los dirigentes máximos del partido, encabezados por el expresidente Eduardo Frei Montalva y por el entonces senadorPatricio Aylwin, quienes dieron inicialmente su apoyo explícito a la Junta Militar.
Condenamos categóricamente el derrocamiento del Presidente Constitucional de Chile, señor Salvador Allende, de cuyo Gobierno, por decisión de la voluntad popular y de nuestro partido, fuimos invariables opositores. Nos inclinamos respetuosos ante el sacrificio que él hizo de su vida en defensa de la Autoridad Constitucional.
13 de septiembre de 1973.
Los firmantes establecieron que la responsabilidad del golpe recaía tanto en el gobierno de la Unidad Popular como en la oposición, agrupada en la Confederación de la Democracia, y recalcaron el rol determinante de las posiciones más extremas, el «dogmatismo sectario» de la izquierda y el aprovechamiento de la derecha económica.
El documento también había sido firmado originalmente por José Piñera Carvallo, sin embargo al mediodía de la misma fecha pidió retirar su firma del documento, lo cual quedó solucionado mediante un trozo de papel que cubre la firma de Piñera en el extremo inferior derecho de la declaración.[1]
Reacciones
La declaración ha sido considerada históricamente como una posición no oficial del Partido Demócrata Cristiano ante el golpe, en contraste al apoyo que tanto Eduardo Frei Montalva como Patricio Aylwin dieron a los militares. Sin embargo, algunos dirigentes del partido han manifestado su intención de instalar a la declaración de los trece dirigentes como la postura oficial del PDC. Belisario Velasco, uno de los firmantes, se mostró contrario a lo anterior, porque:[2]
La posición de la DC es la que tuvo. Tratar de hacer de ella la nuestra de los 13, la posición oficial, no corresponde. Las cosas son como fueron y no se pueden cambiar.
Hubo otros dirigentes menos conocidos que desde el mismo 11 de septiembre plantearon su rechazo al golpe militar, y que posteriormente difundieron una declaración del cardenal Raúl Silva Henríquez condenando la violación de los derechos humanos en ese mes de septiembre de 1973.[cita requerida]