Poco se sabe de su vida personal. Comenzó trabajando en su tierra natal. A comienzos del siglo XVII conoció probablemente a Maximiliano de Austria, quien en 1603 accedió a la cátedra arzobispal de Santiago, y al que acompañó a esta ciudad, de suerte que en ese mismo año fue nombrado maestro de obras de la catedral compostelana. Martínez apenas estuvo tres años años en ese cargo, pues en 1606 ya deja de figurar cómo tal.[2]