La ferrita es un material tecnológico cerámico de propiedades magnéticas cuyo principal componente es el óxido de hierro. Dependiendo de la aplicación específica contiene una serie de aditivos como son el zinc, el manganeso o el níquel. Se usa fundamentalmente en la industria electrónica para la fabricación de núcleos para transformadores y bobinas.
Los materiales cerámicos, a diferencia de los metálicos, presentan una baja conductividad eléctrica. Esto provoca que las corrientes por efecto Foucault (y con ello las pérdidas en el hierro) en la ferrita cerámica sean mínimas, incluso con altos campos magnéticos a altas frecuencias.
El polvo de ferrita se usa también en la fabricación de cintas para grabación; en este caso, el material es trióxido de dihierro. Otra utilización común de los núcleos de ferrita es su uso en multitud de cables electrónicos para minimizar las interferencias electromagnéticas (EMI). Se disponen en alojamientos de plástico que agarran el cable mediante un sistema de cierre. Al pasar el cable por el interior del núcleo aumenta la impedancia de la señal sin atenuar las frecuencias más bajas. A mayor número de vueltas dentro del núcleo mayor aumento, por eso algunos fabricantes presentan cables con bucles en los núcleos de ferrita.