Mariano Fortuny. El coleccionista de grabados (el anticuario), 1863, lienzo que pasó por cuatro colecciones de arte particulares antes de ser adquirido por el Museo de Bellas Artes de Boston.
Las enormes colecciones de arte en el mundo se originaron a partir de colecciones privadas de personas de la realeza, la aristocracia y la gente adinerada. A finales del siglo XVIII, algunos coleccionistas comenzaron a donar sus pertenencias a organizaciones públicas para que se garantizase su conservación.
Acaudalados empresariosindustriales de los Estados Unidos, como William Randolph Hearst, solucionaron la crisis cultural de un país rico pero sin apenas historia, adquiriendo en los siglos XIX y XX una cantidad sin precedentes de obras de arte que acabaron integrándose en los museos de la nación.[1]
↑Mack, Cindy; Jiménez Blanco, María Dolores (2010). Buscadores de belleza: Historias de los grandes coleccionistas de arte. Alianza Editorial Ariel. ISBN978-8434469433.