La Catedral Basílica del Espíritu Santo (en catalán: Catedral del Sant Esperit) es un edificio religioso situado en la plaza Vieja de Tarrasa, dedicado al Espíritu Santo. En 2004, la Santa Sede creó la nueva diócesis de Tarrasa, separándola de la diócesis de Barcelona, y decidió que fuera su catedral la basílica del Santo Espíritu. Se recuperaba así el antiguo obispado de Egara, que ya había existido entre los siglos V y VIII y que fue disuelto a raíz de la invasión sarracena, que tenía como sede el conjunto monumental de las iglesias de Egara (San Pedro, San Miguel y Santa María); precisamente, la parroquia de San Pedro fue trasladada a la del Santo Espíritu cuando se edificó la nueva basílica entre los siglos XVI y XVII.
El templo se construyó entre 1574 y 1616. Pese a ser construido en esta época, el edificio no es de estilo barroco, sino que continúa la tradición gótica. Durante la Guerra Civil de 1936-1939 sufrió un incendio que afectó al interior de la basílica, perpetrado por los republicanos; además, fue utilizada durante la misma como estacionamiento de vehículos. Fue restaurada en 1958. En 1999 se terminaron la remodelación del campanario y de la fachada, que en su parte alta estaba sin acabar; en el sobreático se añadió un nuevo cuerpo.
El atrio de acceso a la basílica, de estilo neogótico, levantado en 1918, sufrió también los efectos de la guerra y se reconstruyó poniéndole las esculturas apostólicas de Nicanor Carballo que sustituyeron a las de Josep Llimona, desaparecidas durante el incendio. Se inauguró en 1994. Desde 2004, la basílica del Santo Espíritu es la sede de nuevo obispado de Tarrasa.
La basílica del Santo Espíritu es de una sola nave con capillas laterales entre los contrafuertes, con ábside poligonal y crucero. En su interior destacan: