Alberto Numa Laplane ingresó al Colegio Militar de la Nación en 1942, un año después de terminar sus estudios secundarios. Egresó de dicha academia de formación militar en el mes de diciembre de 1945 como subteniente de Infantería, en la Promoción 73.[1]
en 1967 con el grado de Coronel su destino fue jefe de Departamento de la jefatura IV Logística ; Apoyo y Evaluación Financiera en el EMGE ( Estado Mayor General del Ejército ) hoy Ministerio de Defensa.
Ya a mediados de la década de 1970 comenzó a prestar servicios dentro del generalato, antes de su ascenso como comandante general del Ejército fue comandante del I Cuerpo de Ejército ostentando la jerarquía de general de división.[6]
El breve mandato del teniente general Alberto Numa Laplane al frente del Ejército se debió en parte a que este era partidario de que el Ejército fuera exclusivamente profesional, es decir, que no interviniese en los asuntos políticos. Mientras que la mayoría de los altos mandos de las Fuerzas Armadas optaban por el profesionalismo prescindente, optaban por el intervencionismo de los militares en asuntos políticos.[9] Laplane había hecho explícita su postura en un discurso pronunciado a poco de asumir que fue reproducido por los medios de prensa:
Todavía hay argentinos que no se han convencido de la firme determinación de no prestarnos más al juego de salir de los carriles constitucionales: esto sólo serviría para sumir al país en un caos que le entregaría inerme en manos de sus enemigos.
Tte. Gral. Alberto Numa Laplane, comandante del Ejército Argentino, 29 de mayo de 1975.[7]
Caída
La caída de Numa Laplane se precipitó cuando el 23 de agosto encontraron en Rosario el cadáver lacerado del coronel Argentino del Valle Larrabure, y que en su velorio Numa Laplane reiterara la tesis del profesionalismo integrado de las Fuerzas Armadas, hecho que enfureció a la mayoría de los altos mandos que optaban por medidas reaccionarias.[10] El golpe final ocurrió cuando los comandantes de cuerpo como Roberto Eduardo Viola, y Guillermo Suárez Mason, enviaron el día 26 de agosto de 1975 telegramas al Ministerio de Defensa exigiendo el pase a retiro de Alberto Numa Laplane.[9]
Finalmente, un día después, el teniente general Alberto Numa Laplane pasaría a retiro y en su lugar fue ocupado por quien era jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, el general de brigadaJorge Rafael Videla, quien fue ascendido posteriormente a la jerarquía de teniente general.
Opinión sobre el Proceso de Reorganización Nacional
El general Laplane, identificado con una concepción profesional de las Fuerzas Armadas, se manifestó marcadamente crítico del Proceso de Reorganización Nacional, la dictadura comandada por el mismo Videla que derrocó al gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón el 24 de marzo de 1976.
En noviembre de 1982 Laplane brindó una conferencia en Neuquén donde acusó al Proceso de imponer un programa económico destinado a «llevar al país a un estado pastoril, con 15 millones de habitantes y 50 % de analfabetos». Cuestionó asimismo los intentos de asegurar la injerencia de las FF. AA. en un futuro gobierno constitucional —«convertirlas en un cuarto poder que nada tiene que ver ni con la democracia ni con las Fuerzas Armadas»— y manifestó que los militares debían comprender que «no pueden, no saben ni deben asumir el gobierno del país».[11]
Posteriormente Alberto Laplane integró el Centro de Militares para la Democracia Argentina (CEMIDA), entidad que nucleó a oficiales identificados con una concepción profesional y democrática de las Fuerzas Armadas.[7]
Fallecimiento
El 18 de junio de 1988 se produjo el deceso Alberto Numa Laplane, quien en ese momento contaba con una edad de sesenta y tres años.[2]
Referencias
↑ abEjército: del escarnio al poder, 1973-1976, pág. 79, por Rosendo Fraga, Grupo Editorial Planeta Argentina, 1988
↑ abRetrato de un siglo: una visión integral de Santiago del Estero desde 1898 : en el centenario del diario El Liberal, pág. 194, por Julio César Castiglione, Elsa Castillo de Giménez, Editorial El liberal, 1998