En 1279 falleció su esposo, tras lo cual Yolanda dividió los bienes entre la Iglesia y sus parientes, dándole parte a su hermana viuda, Santa Kinga. Yolanda se retiró después a un convento. Sin embargo, tras la muerte de su hermana en 1292, se mudó al claustro de Gniezno construido por su fallecido esposo y se hizo monja. Al poco tiempo murió el 11 de junio de 1298. Fue enterrada en la capilla del claustro.
Luego de que junto a su sepulcro ocurriesen sanaciones milagrosas, fue beatificada en 1827[1] por el papa León XII.[2]