El valle del Oza o Valdueza es un valle y comarca natural y tradicional, situado al sur de la comarca del Bierzo, en la provincia de León, dentro del municipio de Ponferrada. El valle se origina en las faldas de los montes Aquilianos, pertenecientes a los montes de León. Su topografía montañosa generó una tradición cultural y agrícola arraigada, con una economía históricamente vinculada a la agricultura y la ganadería.
La Valdueza o Valle del Oza, toma su nombre del río que la atraviesa, el río Oza (también denominado río Valdueza). Este río tiene su origen en Peñalba de Santiago, situado al pie del valle del Silencio, alimentándose de la confluencia de los arroyos Peñalba, Friguera y Silencio. Aguas abajo, se une al Arroyo de Montes de Valdueza antes de desembocar en el río Sil.
Pueblos de la Valdueza
Forman parte de la Valdueza los siguientes pueblos pertenecientes al municipio de Ponferrada, salvo Ferradillo que pertenece al municipio de Priaranza del Bierzo.
Del río Oza, durante décadas, la ciudad de Ponferrada y sus alrededores, tomaron el agua para consumo humano. Actualmente se intenta reducir al máximo el agua captada para evitar sobrepasar el mínimo ecológico, captándose agua desde el embalse de Bárcena.[3]
Arquitectura
Una de sus principales señas de identidad es su arquitectura popular que comparte, en gran parte, con otras zonas del Bierzo, especialmente el sur del Bierzo. Son construcciones conocidas como casas solariegas caracterizadas por tejados (llamados enlosados) de pizarra; muros de piedra (piedra caliza-mármol en Peñalba de Santiago y Montes de Valdueza principalmente); corredores en voladizo, muchas veces con acceso a través de escalera exterior, que pueden ser abiertos o , habitualmente, cerrados, debido a los rigores invernales; cuadra para ganado y caballerizas y/o bodega en el piso inferior; es bastante habitual la existencia de hornos situados en un extremo de la edificación con forma redondeada al exterior. La planta suele ser cuadrada con las esquinas redondeadas al exterior.
Actualmente se llevan a cabo acciones correctivas, especialmente en Peñalba de Santiago, que cuenta con una protección especial, para subsanar las intervenciones estéticas que han afectado a las edificaciones tradicionales mediante el empleo de materiales modernos como la uralita y el aluminio. Con las normativas actuales de patrimonio, se prohíben las intervenciones que alteren el estado original de la arquitectura popular, con el objetivo de preservar y salvaguardar el valor histórico y cultural de la región.[4]