En virtud del pacto de las cuatro potencias, las partes acordaron mantener el statu quo en el Pacífico, a respetar las posesiones territoriales respectivas, a no intentar expandirse territorialmente y a consultarse mutuamente en el caso de diferencias sobre las posesiones territoriales. No obstante, el resultado principal del tratado fue acabar con la alianza anglojaponesa de 1902.[1]