De planta cuadrada, las torres tienen una altura de 47 metros, que se divide en cuatro secciones: la base de sillares de piedra artificial, el fuste de ladrillo caravista y una galería superior, formada por columnas de piedra artificial, sobre las que descansa la cubierta en pabellón de cobre.[2]
Reventós proyectó una gran explanada frente a los Palacios del Vestido y de Comunicaciones y Transportes —cuyas obras ya estaban iniciadas—, delimitada por una balaustrada que mantenía la estructura de hemiciclo marcada por ambos palacios. Encargó cuatro esculturas para decorar la balaustrada: las Artes y la Industria, de Carles Ridaura; el Comercio, de Enric Monjo; y el Deporte, de Josep Viladomat.[3] Unas amplias escalinatas permitían salvar el desnivel existente entre la explanada y el resto de plaza de España.[2]
Completando el conjunto y como puerta principal de acceso al recinto, Reventós diseñó dos torres gemelas, que rompían el carácter de horizontalidad de los dos palacios adyacentes, y potenciaban el eje de la Avenida de la Reina María Cristina, que une la plaza de España con el Palacio Nacional.[2] Durante la Exposición, la torre oeste centralizó los controles de los juegos de luces y agua de la Fuente Mágica de Montjuic y la otra albergó las sirenas de avisos.[4]
Las torres venecianas durante la Exposición en 1929, con la desaparecida balaustrada al pie.
Aunque estaba previsto que ambas torres fueran desmanteladas tras el evento,[5] finalmente se conservaron. La balaustrada y las esculturas fueron retiradas a principios de los años 1970, durante una reurbanización de la plaza de España, tras unas obras en el subsuelo.[6][7]
En 1985, en el marco de una reforma general del recinto ferial, se llevó a cabo una primera restauración de las torres, incluyendo la reparación de los techos originales.[8] En 2009 una inspección del Ayuntamiento de Barcelona detectó un elevado grado de degradación en ambas torres (humedades, fisuras, grietas y hongos en la madera), que obligó a cubrir las secciones superiores con redes para evitar desprendimientos.[4] Finalmente, entre 2013 y 2014 se llevó a cabo un proceso de rehabilitación, con un coste de 472.000 euros.[9][5]
Tras la restauración, el 25 y 26 de octubre de 2014 el interior de las torres se abrió al público por primera vez, con motivo del festival 48h Open House Barcelona.[10] Actualmente el interior de las torres es visitable una vez al año, coincidiendo con el citado certamen aquitectónico.