El euro y el dólar son las monedas de referencia más usadas para tipos de cambio fijos Eurozona Áreas de fuera de la UE que utilizan el euro Monedas ligadas al euro Monedas ligadas al euro con banda anchaEstados Unidos, zona de control del dólar estadounidense (USD) Áreas fuera de los EE. UU. que utilizan el USD Monedas ligadas al USD Monedas ligadas al USD con banda ancha
Un tipo de cambio fijo estabiliza el valor de una moneda con respecto a la que está fijada. Esto facilita el comercio y las inversiones entre los países con las monedas vinculadas y es muy útil para las pequeñas economías, donde el comercio exterior constituye una gran parte de su PIB.
También sirve para controlar la inflación. Sin embargo, puesto que el valor de referencia sube y baja, también fluctúa la moneda fijada. Además, un tipo de cambio fijo impide que un gobierno pueda usar la política monetaria para lograr la estabilidad macroeconómica.
En este sistema, el tipo no se fija libremente por el mercado, sino que este es forzado por las autoridades económicas o monetarias del país, para evitar que se produzcan oscilaciones en la cotización de su moneda.
En determinados países existe el denominado “currency board”, que tiene su fundamento en un compromiso establecido legalmente que determina un tipo de cambio fijo con otra moneda, y además obliga a la autoridad monetaria a limitar la emisión de moneda nacional a la disposición suficiente de reservas. Un ejemplo de este sistema es Bulgaria, por su fijación con el euro.
Otra modalidad son los tipos fijos pero ajustables, son tipos de carácter fijo pero dentro de un rango de valores en relación con otra moneda o con respecto a una canasta de monedas, también incluye un cierto compromiso por parte de las autoridades monetaria para mantener ese valor en los mercados, pero admitiendo la posibilidad de modificarlo en determinadas circunstancias. Un ejemplo de este caso es China.[1]
Ventajas y desventajas del régimen de tipo de cambio fijo
Evita las variaciones a corto plazo de los tipos de cambio. Las desviaciones de los tipos de cambio en los mercados respecto al tipo de equilibrio pueden precisar un tiempo muy prolongado para desvanecerse provocando efectos perniciosos en las exportaciones e importaciones y de la producción interior, alterando los equilibrios productivos.
La estabilidad del tipo de cambio proporciona certidumbre al comercio internacional, favoreciéndolo y rebajando los costes asociados al mismo.
Las crisis cambiarias pueden provocar en los países emergentes fuertes reveses en los flujos de capitales e importantes caídas del nivel de producción.[2]
Costes del régimen de tipo de cambio fijo
Pérdida de la autonomía de la política monetaria caso de que la situación económica del país difiera mucho de la zona o país con el que está vinculada la moneda.
Imposibilidad de utilizar el tipo de cambio como estabilizador automático de la economía.
Mayor riesgo de ataques especulativos contra el tipo de cambio existente. El movimiento de los mercados financieros puede dificultar la política económica interna de un país.[2]
↑ abGómez Puig, Marta (2006). «Los tipos de cambio fijos y la intervención en los mercados de divisisas». Información Comercial Española (829).|fechaacceso= requiere |url= (ayuda)