El test de Bechdel, también conocido como test de Bechdel/Wallace o the rule, es un método para evaluar la brecha de género en las películas en general y, por extensión, en las series u otras producciones artísticas. Se menciona por primera vez en el cómicUnas lesbianas de cuidado, obra de Alison Bechdel,[1] si bien la autora atribuye la regla a Liz Wallace.[2][3]
Origen
La propia Bechdel[4] menciona como precedente[5] el ensayo Una habitación propia (1929), donde Virginia Woolf critica que en la mayor parte de la literatura de ficción la presencia de un personaje femenino se debe solamente a su vínculo con un personaje masculino existente, y la relevancia del personaje femenino deriva de dicho vínculo:[6]
Todas estas relaciones entre mujeres, pensaba, y evoca rápidamente la espléndida galería de mujeres ficticias, son demasiado simples. (...) E intenté recordar algún caso en el curso de mis lecturas donde dos mujeres estuvieran representadas como amigas. (...) Ellas son ahora, y lo fueron entonces, madres e hijas. Casi sin excepción se les muestra debido a la relación que tienen con los hombres. Era extraño pensar que todas las grandes mujeres de ficción fueran, hasta el día de Jane Austen, vistas no sólo desde el otro sexo, sino también únicamente en su relación con el otro sexo. Y qué pequeña es esa parte en la vida de una mujer...
El test aparece mencionado por primera vez en 1985, en una tira cómica llamada The Rule, en la página 22 de Unas lesbianas de cuidado (en inglés Dykes to Watch Out For o DTWOF).[3]
Criterios del test
En la tira cómica The Rule, una de las protagonistas declara que solo está dispuesta a ver una película si cumple con los siguientes requisitos:[7][8]
Aparecen al menos dos personajes femeninos
Se mencionan sus nombres
Tienen una conversación, que no tiene como tema un hombre.
Una versión posterior exige que, además, las dos mujeres sean personajes con nombre, no simples figurantes.[2][1][9] También se ha señalado que la conversación entre las mujeres no debe centrarse en relaciones personales afectivas: por ejemplo, no superaría el test una conversación entre dos hermanas sobre su padre.[7]
Aplicación del test
El test de Bechdel se ha generalizado como una forma sencilla de destacar la poca presencia femenina en la industria del cine. A pesar de ser poco exigente, es llamativo que las películas más populares no lo superen cuando, si se aplicara a la inversa (es decir, a los hombres), estas tres simples reglas darían como resultado que prácticamente todas las películas estrenadas cumplen los requisitos.[10] Existen numerosas webs de crítica de cine,[11] proyectos feministas[12] y sitios web que realizan listas de películas conforme a si superan o no el test, con resultados que prueban que se trata de un sesgo sistemático.[13] Algunas películas famosas que no lo superan:[13]
El estudio de las listas de películas que no superan el test se utiliza como argumento para probar que prácticamente toda la industria del cine se centra en crear contenidos que pasan por alto el punto de vista femenino. Se centran en una visión androcentrista que no refleja la realidad en términos de proporción de mujeres en la sociedad. La proporción de películas que supera el test aumenta cuando entre los guionistas hay, como mínimo, una mujer. En las películas escritas o dirigidas por mujeres se observa que muchas superan el test.[14]
Entre el 2000 y el 2016, el 45 por ciento de las 108 películas nominadas a Mejor Película en los Premios Óscar no superaron el test de Bechdel, mientras nueve de las 16 películas que ganaron el Óscar a Mejor Película en esos mismos años lo superaron.[14]