Tagaste fue originalmente un pequeño poblado númida, habitado por una tribu bereber. En el año 354, nació san Agustín de Hipona. Según la tradición, se dice que acostumbraba meditar bajo un olivo, situado en una colina. Este árbol existe todavía, y es el lugar de reunión de los seguidores de la doctrina agustiniana.
Bajo el Imperio romano, floreció gracias al comercio —especialmente durante el mandato de Septimio Severo—. Se convirtió en un municipium romano en el primer siglo de dominio. Estuvo habitada por inmigrantes itálicos, pero la mayoría de su población se trataba de bereberes romanizados.
Se conocen tres obispos de Tagaste: san Firmo (antes de Constantino I), san Alipio (amigo de San Agustín, antes del 403 - después del 429)[6] y san Genaro (antes de 484).
La rica y poderosa gens Valeria, más tarde bajo santa Melania, poseía una finca cercana de tal extensión e importancia que incluía dos sedes episcopales, una perteneciente a la Iglesia católica y otra a los donatistas. Se decía que algunas de las habitaciones de la villa estaban "llenas de oro".[7]
Durante su período bajo el Imperio bizantino, fue fortificada con muros. A finales del siglo VII, cayó en poder del Califato Omeya. Tras siglos de olvido, en la época de la ocupación francesa, la zona estaba bajo el dominio de la tribu bereber de los hanensha. La localidad fue reconstruida por colonos franceses, cambiando su nombre a Souk Ahras (1830).
Otros datos
Actualmente, filólogos e investigadores de las Islas Canarias han relacionado el topónimo Tagaste con Tegueste. Este último deriva de *tegăsət, que significa "húmeda" y es de origen guanche, los cuales tenían un origen bereber.[8][9]