En términos sociales, la sofisticación puede ser vista como una forma de esnobismo.[5] Lo sofisticado se identificaba con lo decadente y displicente hasta que esos mismos rasgos, asociados a la sensibilidad aristocrática y refinada elegancia de los dandy de la época de la Regencia, como Beau Brummell (1778 - 1840), se pusieron de moda y fueron admiradas[6] socialmente.[7] Ese cambio de valoración social se ha dado en diversas ocasiones en la historia, como testimonian las tópicas lamentaciones literarias[8] por la pérdida de los sencillos y sobrios valores tradicionales en todas las civilizaciones que, con la prosperidad, se hacen más complejas (por ejemplo, la República romana).[9]
El rango de posibles elementos con los que se puede demostrar sofisticación con la elegancia en la selección del estilo y moda adecuados para cada momento y lugar incluyen elementos materiales como el vestido, el calzado, la joyería, los complementos, la peluquería, la cosmética, la gastronomía, la enología, etc.;[10]
pero, más que ellos o su valor material, lo que proporciona una elegancia sofisticada es la forma de utilizarlos, así como la pose, los gestos, las miradas, la conversación y todo tipo de habilidades sociales. Entre los métodos para adquirir la apariencia de sofisticación personal destaca la educación, particularmente los rasgos distintivos que se adquieren en las instituciones elitistas (como los internados británicos -Eton College-), incluyendo el viaje educativo (el Grand Tour tradicional de las clases altas británicas)[11] o las escuelas de señoritas denominadas en inglés finishing school.[12]
Entre las distintas variedades de la sofisticación están la sofisticación cultural[13] o la sofisticación intelectual.[14]
En su análisis del humor, el semiólogo Victor Raskin[15] distingue dos tipos de sofisticación: el acceso limitado, o conocimiento alusivo y el procesamiento complejo.[16]
En un contexto societal, se suele identificar la sofisticación con la civilización[17][18] (el propio concepto de civilización se ha definido como la "sociedad compleja").
Etimología y desarrollo histórico
En la Antigua Grecia, Σoφíα -sofía- era la inspiración especial de poetas y profetas. De ahí pasó a identificarse con la sabiduría por sofistas y filósofos;[19] dando a la sofisticación "sofística" una rasgo despectivo, por su uso de la retórica para vencer en los debates, sin importar el contenido real de los argumentos. El DRAE mantiene esta etimología ("de sofístico"), al definir "sofisticar" como "adulterar, falsificar algo";[20] mientras que el participio "sofisticado" lo define en distintas acepciones de forma negativa ("falto de naturalidad, afectadamente refinado") positiva ("elegante, refinado") y neutra ("técnicamente complejo o avanzado" -en este caso, aplicable a "un sistema" o "un mecanismo"-).[21][22]
En otras civilizaciones se desarrollaron de formas diferentes el refinamiento y la elegancia, pero no con menos sofisticación, como demuestran las complejas etiquetas de las cortes china o japonesa, o tipos sociales como el de la geisha. Lo complejo de vestimentas, adornos o comportamientos sociales no es menor en las culturas de los llamados "pueblos primitivos".
↑Firat, A. Fuat; Nikhilesh Dholakia (2003). Consuming people: from political economy to theaters of consumption. Routledge interpretive marketing research series. Routledge. p. 52. ISBN978-0-415-31620-0. Consultado el 28 de febrero de 2011. «In every culture ideas develop among the different social classes as to what signifies status, sophistication, privilege, and superiority.»
↑"... a form of snobbery".
Holleran, Andrew (January 2001). «Staying a Step Ahead». Out (Here Publishing) 9 (7): 38-80. ISSN1062-7928. Consultado el 6 de marzo de 2011. «[...] sophistication is a form of snobbery - it's based above all on knowing something another person does not.»
↑Robert Graves lo ejemplifica con la forma en que Livia interpreta por qué Marco Antonio abandona a Octavia ("la castidad de una matrona romana") por Cleopatra ("las artes y extravagancias de una cortesana oriental"): "prefiere lo extraño a lo saludable... encuentra el queso verde más gustoso que el requesón recién prensado" (Yo, Claudio -texto en inglés-).
↑"[... the art of] the shoemaker, the hairdresser, the cosmetologist, the cookbook writers, the chef, the diamond merchant, the couturieres, and the fashion queens, the inventors of the folding umbrella ... and of champagne."
DeJean, Joan (2003). The essence of style: how the French invented high fashion, fine food, chic cafes, style, sophistication, and glamour. New York: Free Press. p. 193. ISBN978-0-7432-6413-6. Consultado el 27 de febrero de 2011. «So here are the stories of the shoemaker, the hairdresser, the cosmetologist, the cookbook writers, the chef, the diamond merchant, the couturieres, and the fashion queens, the inventors of the folding umbrella ... and of champagne. Together they created a style that still shapes our ideas of elegance, sophistication, and luxury.»
↑Warneke, Sara (1995). Images of the educational traveller in early modern England. Brill's studies in intellectual history 58. Brill. p. 242. ISBN978-90-04-10126-5. Consultado el 24 de febrero de 2011. «By the second half of the seventeenth century the experience of the Grand Tour marked the socially successful gentleman. In 1678 Gailhard noted that many travelled Englishmen regarded their home-bred compatriots as their social inferiors and affected foreign accents, fashions and mannerisms in order to demonstrate their sophistication.»
↑Finishing school.
Mackintosh, Prudence (January 1986). «Little Women». Texas Monthly (Emmis Communications) 14 (1): 154. ISSN0148-7736. Consultado el 24 de febrero de 2011. «1913 [-] Miss Ela Hockaday opens a finishing school in Dallas and single-handedly creates the Texas ideal of what a lady should be. [...] [D]aughters from remote West Texas ranches gained a measure of sophistication.»
↑Holt, Douglas; Douglas Cameron (2010). Cultural Strategy: Using Innovative Ideologies to Build Breakthrough Brands. Oxford University Press. p. 352. ISBN0-19-958740-X. Consultado el 24 de febrero de 2011. «The pursuit of cultural sophistication (Bourdieu's cultural capital) was until recently a niche phenomenon in America. It existed mainly in 'old-money' families, which dominated elite breeding grounds (prep schools, Ivy league universities, elite liberal arts colleges), and in the small Bohemian circles in the country's biggest cities. [...] The transformation of the American class dynamic from a single-minded striving for economic abundance to a multi-dimensional striving for sophistication in addition to abundance - a mixture of status pursuits more typical of Europe - was seeded in the 1960s. = adam markovich».
↑Callahan, Mary P. (2004), «Making Myanmars: Language, Territory and Belonging in Post-Socialist Burma», en Migdal, Joel S., ed., Boundaries and belonging: states and societies in the struggle to shape identities and local practices, Cambridge University Press, pp. 99-120, ISBN978-0-521-83566-4, consultado el 13 de marzo de 2011, «This centralization led to a hierarchical ordering of territory and populations that located sophistication, civilization, and power in the center. Distance from Rangoon was associated with political insignificance and social backwardness.».
↑DeJean, Joan (2003). The essence of style: how the French invented high fashion, fine food, chic cafes, style, sophistication, and glamour. New York: Free Press. p. 3. ISBN978-0-7432-6413-6. Consultado el 27 de febrero de 2011. «In the sixteenth century, the French were not thought of as the most elegant or the most sophisticated European nation. By the early eighteenth century, however, people all over Europe declared that 'the French are stylish' or 'the French know good food,' just as they said, 'the Dutch are clean.' France had acquired a sort of monopoly on culture, style, and luxury living, a position that it has occupied ever since. [...] Beginning in the late seventeenth century, travelers were saying what novelists and filmmakers are still repeating: travel to Paris was guaranteed to add a touch of magic to every life. [...] [F]rom this moment on, that touch of magic became widely desired: elegance, luxury, and sophistication became factors to be reckoned with.»