Esta sinfonía fue originalmente publicada en 1767 en Londres como la última pieza de la serie Seis Sinfonías, Op. 7 de Abel.[1][2]
Leopold Mozart hizo que su hijo estudiara sinfonías de conocidos contemporáneos (por ejemplo, Carl Friedrich Abel, Johann Christian Bach, Johann Gottfried Eckard, Hermann Friedrich Raupach) durante su estancia en Londres entre 1764 y 1765, presumiblemente con fines de práctica. Wolfgang llegó a conocer a Abel durante su estancia en Londres y su Sinfonía en mi bemol mayor, Op. 7 n.º 6 le había impresionado tanto que escribió una copia fiel, evidentemente con propósitos académicos.[3]
Cuando el musicólogoLudwig von Köchel elaboró en 1862 su exhaustivo catálogo de las obras completas de Mozart, incluyó como Sinfonías n.º 2 y n.º 3 dos piezas que hoy se sabe que no fueron compuestas por Wolfgang. La n.º 3 era una sinfonía en mi bemol mayor, de la que se conservaba una partituramanuscrita por la mano de Wolfgang. Este hallazgo llevó a que Köchel supusiera que era una composición propia de Wolfgang, siendo catalogada como su Sinfonía n.º 3 en mi bemol mayor, K. 18, y publicada en la primera edición completa de las obras de Mozart por Breitkopf & Härtel. Más tarde se descubrió que era en realidad obra de Abel.[4]
La copia de Mozart difiere de la partitura original de Abel en que Mozart incluyó clarinetes en si bemol en lugar de oboes, quizás porque en la interpretación de esta pieza a la que asistió Mozart se utilizaron clarinetes.[1] En las orquestas de aquella época era una práctica común emplear el fagot y el clavecín, si estaban presentes en la orquesta, para reforzar la línea del bajo o bien como continuo, incluso sin notación separada.[3]