Fue la tercera oleada del más amplio ciclo revolucionario de la primera mitad del siglo XIX, que se había iniciado con las denominadas «revolución de 1820» y «revolución de 1830». Además de su condición de revoluciones liberales, las revoluciones de 1848 se caracterizaron por la importancia de las manifestaciones de carácter nacionalista y por el inicio de las primeras muestras organizadas del movimiento obrero.[1]
Iniciadas en Francia, se difundieron en rápida expansión por prácticamente toda Europa central (Alemania, Austria, Hungría) y por Italia en el primer semestre de 1848. Fue determinante para ello el nivel de desarrollo que habían adquirido las comunicaciones (telégrafo, ferrocarril) en el contexto de la Revolución Industrial. La revolución en Francia tuvo dos episodios diferentes: el de febrero y el de junio. Contra la gran burguesía se hizo la revolución de febrero, pero cuando el proletariado amenazó el orden social en junio, la pequeña y la gran burguesía se unieron ante la subversión proletaria.[2]
Aunque su éxito inicial fue poco duradero, y todas ellas fueron reprimidas o reconducidas a situaciones políticas de tipo conservador (la espontaneidad de los movimientos y su mala organización lo facilitó), su trascendencia histórica fue decisiva. Quedó clara la imposibilidad de mantener sin cambios el Antiguo Régimen, como hasta entonces habían intentado las fuerzas contrarrevolucionarias de la Restauración.[3]
Contexto político, económico y social
Tras el Congreso de Viena, en aplicación del principio de legitimismo dinástico, las monarquías absolutas fueron restauradas en los territorios donde las Guerras Napoleónicas habían instalado Estados liberales. Este restablecimiento del Antiguo Régimen en un periodo de cambio socioeconómico (las denominadas revolución industrial y revolución burguesa, y el desarrollo del capitalismo en sus aspectos industrial y financiero) no se correspondía, en términos de evolución histórica, con el surgimiento de una opinión pública de tipo contemporáneo, cada vez más identificada con los valores de la sociedad industrial y urbana, en la que las clases medias, los profesionales liberales y los estudiantes universitarios tenían un peso decisivo (si no numérico sí en influencia); y que se mostró favorable a los movimientos liberales y nacionalistas. Las potencias absolutistas (Austria, Prusia y Rusia) consiguieron, mediante la Santa Alianza y la convocatoria periódica de congresos, controlar los periódicos estallidos revolucionarios de 1820 y 1830.
El proceso de proletarización de las clases bajas en las zonas más desarrolladas industrialmente trajo como resultado la aparición de un movimiento obrero organizado, especialmente potente en Gran Bretaña. El 21 de febrero de 1848 aparece publicado en Londres el Manifiesto Comunista de Karl Marx y Friedrich Engels, encargado por la Liga de los Comunistas; pero no hubo un movimiento revolucionario significativo en Inglaterra, cuyo sistema político había demostrado suficiente flexibilidad como para ir asumiendo las reivindicaciones de mayor participación (cartismo, Reform Acts). En Francia, los denominados socialistas utópicos (Proudhon, Saint-Simon, Louis Blanc) tuvieron un gran protagonismo en los acontecimientos de 1848. La plebe urbana siempre había tenido un papel en los movimientos populares, aunque el protagonismo o la utilización de ello correspondiera a otros grupos. La novedad de esta revolución fue que durante un breve periodo del año 1848 pareció posible la puesta en práctica de un programa político diseñado a partir de la toma de conciencia de los intereses propios de la clase obrera (commission du Luxembourg —comisión del Luxemburgo—, ateliers nationaux —talleres nacionales—).[4] La reconducción conservadora del proceso revolucionario y la fase expansiva en que el capitalismo entró en las dos décadas siguientes hicieron que este tipo de planteamientos no pudieran volver a tener posibilidades reales de ejecutarse hasta la Comuna de París de 1871.
Crisis coyuntural
Hubo tres acontecimientos económicos que avivaron la incertidumbre del momento y que contribuyeron a desencadenar las revueltas:
Entre 1845 y 1849, la plaga de la patata echó a perder las cosechas, lo que fue especialmente grave en Irlanda (Gran Hambruna irlandesa) donde propició una fuerte oleada migratoria. Este suceso coincidió con la carestía general en Francia de 1847 que, al igual que en otros países de Europa, originó graves conflictos internos provocados por una situación económica que recordaba la que había tenido lugar en Francia en 1789 y en 1830.[5]
En el otoño de 1847 estalló una crisis del comercio y la industria en Inglaterra, con la quiebra de los grandes comerciantes de productos coloniales. La crisis afectó también a los bancos agrarios ingleses y en los distritos industriales se produjeron cierres de fábricas. En Francia, a la crisis triguera y textil se añadió una crisis metalúrgica en la que la producción bajó en un tercio entre 1847 y 1848 para rápidamente quedarse en la mitad. El fuerte descenso de la producción industrial provocó una disminución de 30 % de los salarios y un aumento del paro.[5]
En París la crisis industrial estuvo acompañada además por una consecuencia particular: los fabricantes y comerciantes al por mayor que, en las circunstancias que entonces se estaban dando, no podían exportar sus productos, abrieron grandes establecimientos cuya competencia arruinó a los pequeños comerciantes, por lo que estos se involucraron en la revolución.[cita requerida]
En Francia, los conflictos sociales se presentaron como una lucha de clases triangular, con las dos burguesías y la masa popular. La gran burguesía, identificada con el Antiguo Régimen, era predominante en el poder y se negaba a compartirlo con la pequeña burguesía, mientras que la clase obrera comenzaba a ser consciente de su miseria y de su fuerza para reivindicar sus intereses.[6] Sin embargo, no fue solo el conflicto social lo que desencadenó la revolución de 1848, sino que la cultura política francesa también supuso un importante factor de inestabilidad.[7] La Revolución francesa dejó como legado la idea de que la política podía transformar la existencia, y que el Estado no debía limitarse a defender y administrar la sociedad, sino que debía configurarla y conducirla, aunque no había acuerdo sobre la forma en que debía adoptar o los objetivos que debía perseguir. No había una unificación de ideologías, y todas las crisis políticas se convertían en crisis constitucionales. En este caso, la denominada revolución de febrero supuso la caída de la monarquía de julio de Luis Felipe I de Francia (el rey de las barricadas que debía su trono a las tres gloriosas jornadas revolucionarias de 1830). El 25 de febrero se proclamó la Segunda República Francesa, inicialmente muy social.[8] Pero tras las jornadas de junio se impuso un régimen conservador liderado a partir del 10 de diciembre de 1848 por Luis Napoleón Bonaparte como presidente de la República, y luego del golpe de Estado del 2 de diciembre de 1851 como emperador de los franceses, en el Segundo Imperio francés (1852-1870).[8]
En la mayor parte de los Estados de la Confederación Germánica (la institución que sustituyó al Sacro Imperio Romano Germánico disuelto durante las guerras napoleónicas) el movimiento revolucionario conocido como Märzrevolution (revolución de marzo) llevó a la formación de gobiernos liberales, los denominados Märzregierungen ("gobiernos de marzo"). El 10 de marzo de 1848, el Bundestag (parlamento federal) de la Confederación Germánica nombró un Siebzehnerausschuss ("comité de los diecisiete") para preparar un texto constitucional; el 20 de marzo, el Bundestag urgió a los estados de la confederación a convocar elecciones para una asamblea constituyente. Tras graves altercados callejeros en Prusia,[9] también se convocó una Asamblea Nacional Prusiana, para preparar la constitución de ese reino.[10]
El parlamento de Fráncfort, reunido desde el 18 de mayo, redactó la Constitución de Fráncfort de 1849, que preveía una Alemania unificada como una monarquía constitucional. No fue aceptada por los príncipes soberanos de los estados alemanes, ni siquiera por el rey de Prusia, al que se ofreció elegirle como emperador.[10]
En los territorios de Schleswig-Holstein, anexionados al reino de Dinamarca (donde a su vez hubo un movimiento revolucionario que condujo a la formación de una monarquía constitucional) se produjo un movimiento nacionalista que llevó a la primera guerra de Schleswig-Holstein (1848-1849).[11]
En el Imperio austríaco se intentaron llevar a cabo ciertas reformas, obligados por la presión revolucionaria en todos los territorios del imperio plurinacional y otros territorios controlados por los Habsburgo: Austria, Hungría, Bohemia, Voivodina, Italia, etc.[12] En este caso, la burguesía era prácticamente inexistente, por lo que el papel de Tercer Estado correspondió a la nobleza media y a la plebe noble, gran parte de la cual estaba compuesta por individuos con estudios universitarios, las cuales vislumbraban la necesidad de reforma y exigían la supresión del régimen feudal y de la servidumbre.[13]
Hubo una revuelta de marzo a mayo de 1848 en la provincia de Posen, en que los polacos pidieron desde una autonomía política hasta una completa independencia.
La Revolución de Valaquia de 1848 (o Revolución valaca) fue un movimiento rumano liberal y un levantamiento nacionalista romántico que se desarrolló principalmente en la región de Valaquia, al sur de la actual Rumania, en que este pueblo se quería liberar de las injerencias del gobierno de Moscú. En ese tiempo, Valaquia era parte del Imperio otomano.
De modo simultáneo a la revolución parisina, hubo intentos de sublevación contra el gobierno moderado de Narváez por parte de elementos liberales progresistas, pero la división interna de estos, especialmente las dudas que los dirigentes tenían sobre el radicalismo de las bases, y la energía de la represión que desplegó el gobierno las hicieron fracasar. El «espadón» español fue considerado en las cortes europeas como un defensor del orden establecido, a la altura de Radetzky y Windischgrätz;[15] y el discurso de Donoso Cortés apoyando su actuación (La dictadura necesaria —Narváez disolvió las cortes y gobernó sin control parlamentario durante dos años—) tuvo también eco en la opinión conservadora internacional.
No obstante, hubo repercusiones posteriores: al año siguiente se sustanció la escisión de los progresistas y se fundó el Partido Demócrata, y seis años después se produjo la revolución de 1854.[16][17]
Socialmente, los distintos grupos que se unieron en los inicios de la revolución se alejaron luego al defender distintos objetivos. Una buena parte de la pequeña burguesía, temerosa de una revolución social, abandonó su alianza con el proletariado y se unió a la gran burguesía, aunque a lo largo del siglo XIX las diferencias entre ambas fueron bien patentes y se materializaron en las luchas políticas entre moderados y radicales. Según el materialismo histórico marxista, el proletariado comenzó a adquirir conciencia de clase y, si bien actuó desorganizadamente, se constituyó como un movimiento autónomo desgajado de los intereses burgueses. Los campesinos, una vez conseguida su liberación del régimen señorial, se condujeron de forma muy moderada y su objetivo en el futuro sería preservar las conquistas conseguidas.
Aunque las revoluciones de 1848 fracasaron, su experiencia influyó poderosamente en las ideologías obreras del siglo XIX. Políticamente, a pesar de ese aparente fracaso, los hechos acontecidos en 1848 supusieron el inicio de una progresiva democratización (sufragio universal) y la incorporación a la lucha política de la clase trabajadora.
El anarquista italiano Luigi Fabbri interpretó las revoluciones de 1848, así como la de 1871, como experiencias mediante las cuales «muchos proletarios comprobaron que los medios autoritarios les alejan [···] del fin de libertad y de igualdad que quieren alcanzar».[18]
Cronograma de las revoluciones de 1848
Cronograma de las revoluciones de 1848
01848-01-12 12 de enero de 1848: Revolución de Palermo || 01848-03-25 25 de marzo de 1848: Declaración en Palermo de la Independencia de Sicilia || 01848-05-15 15 de mayo de 1848: sofocada por las tropas neopolitanas
01848-02-22 22 de febrero de 1848: Revolución de París || 01848-02-25 25 de febrero de 1848: Abdicación del rey Luis-Felipe || 01848-02-26 26 de febrero de 1848: Proclamación de la República || 01848-12-10 10 de diciembre de 1848: elección de Luis Napoleón
01848-03-13 13 de marzo de 1848: Revolución de Viena || 01848-03-13 13 de marzo de 1848: renuncia del Metternich || 01848-10-31 31 de octubre de 1848: victoria de los contrarrevolucionarios después del levantamiento de Octubre
01848-03-15 15 de marzo de 1848: Revolución de Buda y Pest || 01848-10 octubre de 1848: hasta octubre, guerra de la Independencia || 01849-10 octubre de 1849: victoria de las tropas rusas y austriacas
01848-03-18 18 de marzo de 1848: Revolución de Berlin || 01848-05 mayo de 1848: victoria de los contrarrevolucionarios
01848-03-18 18 de marzo de 1848: Revolución de Milán || 01848-08-06 6 de agosto de 1848: reconquista de Milán por las tropas austriacas
01848-03-20 20 de marzo de 1848: Levantamiento en la Gran Polonia || 01848-05 mayo de 1848: sofocada por las tropas prusianas
01848-03-22 22 de marzo de 1848: Revolución de Venecia || 01848-03-23 23 de marzo de 1848: proclamación de la República || 01849-08-28 28 de agosto de 1849: recuperación por las tropas austriacas tras un largo asedio
01848-03-28 28 de marzo de 1848: Revolución de Moldavia || 01848-04 abril de 1848: rápidamente sofocada por las tropas || 01849-06 junio de 1849: ocupación por las tropas rusas
01848-05-02 2 de mayo de 1848: Revolución del Palatinado || 01848-06-19 19 de junio de 1848: sofocada por las tropas prusianas
01848-05-03 3 de mayo de 1848: Revolución de Dresde || 01848-05-09 9 de mayo de 1848: sofocada por las tropas sajonas y prusianas
01848-06-12 12 de junio de 1848: Revolución de Praga || 01848-06-17 17 de junio de 1848: sofocada por las tropas austriacas
01848-06 junio de 1848: Revolución de Valaquia || 01848-06-13 13 de junio de 1848: abdicación del hospodar Bibescu || 01848-09 septiembre de 1848: sofocada por las tropas otomanas
01848-11-24 24 de noviembre de 1848: El papa Pio IX huye de Roma|| 01849-02-09 9 de febrero de 1849: Proclamación de la República romana || 01849-06 junio de 1849: sofocada por las tropas españolas y francesas
Guerra del Sonderbund (noviembre de 1847), en Suiza: los cantones conservadores son batidos por las fuerzas progresistas que toman el poder e imponen una nueva constitución en 1848;
Revolución neuchâteloise de 1848, Suiza, Neuchâtel#Rois de Prusse (1707-1848).
↑Benoît Charruaud, Louis Blanc, La République au service du Socialisme - Droit au travail et perception démocratique de l'État, Thèse droit, Université Robert Schuman, Strasbourg, 2008; fuente citada en Ateliers sociaux y en fr:Commission du Luxembourg.
↑ Bidelux, Robert y Ian Jeffries, A History of Eastern Europe: Crisis and Change, Routledge, 1998. ISBN 0-415-1611-8.
Sperber, Jonathan. The European Revolutions, 1848-1851, (Cambridge: Cambridge University Press, 2005). Fuentes citadas en Revolutions of 1848 in the Habsburg areas
↑Droz, Jacques (1988). Europa: restauración y revolución, 1815-1848. Siglo XXI. pp. 279-281.
↑Correnti, Santo (2002) A Short History of Sicily, Les Editions Musae, Montreal. Scianò, Giuseppe (2004) Sicilia, Sicilia, Sicilia!, Edizione Anteprima, Palermo; fuentes citadas en Sicilian revolution of independence of 1848