Las dimensiones del repique lo sitúan en el medio entre los tambores de candombe. Es más grande que el chico pero más pequeño que el piano y, en cuanto a registro, también está situado en el medio. Básicamente cuenta de un ritmo de 2 células de 2 negras donde se acentúa la 2.ª semicorchea de la primera negra y la primera y cuarta semicorchea de la 2.ª negra. Entre estos acentos que son tocados con la mano el palo rellena; este relleno depende totalmente del barrio y del tocador. El repique también cumple la función de llevar la clave (madera) sobre el casco del tambor y «conversa» con los otros repiques y con los pianos. Normalmente es el tambor que llama tanto a subir o bajar de tempo e intensidad como a cerrar y abrir el toque.
El repique es el que más improvisa y difícilmente se puede describir con lenguaje técnico su ritmo.
Una base de ejemplo es: