El 10 de agosto de 1815, el rey Fernando VII de España aprobó el Real Decreto español de las Gracias(Real Cédula de Gracias), que concedió a Cuba y Puerto Rico el derecho a tener relaciones comerciales con los países que estaban en buena posición con España, y la tierra libre y privilegios especiales a cualquier español que estuviera dispuesto a trasladarse y establecerse en esos territorios.[1]Tras los hechos acontecidos en Haití, donde los negros tomaron el poder la corona empieza a buscar formas de limitar la preponderancia de la raza negra en las Islas. Con la aplicación de este real decreto quedaron derogadas todas las leyes y disposiciones legales que limitaban la entrada de extranjeros a las islas con la sola condición de ser catolicos de la raza blanca y tener un oficio conocido.
Puerto Rico había permanecido, básicamente, económicamente subdesarrollado hasta 1830, cuando los inmigrantes de las provincias españolas de Cataluña, Mallorca y las Islas Canarias y de otros territorios europeos, principalmente de Francia, Córcega e Italia, empezaron a llegar y poco a poco desarrollar el café, la caña de azúcar y plantaciones de tabaco. En España se habían aprobado anteriormente otros decretos, como el Decreto de las Gracias de 8 de septiembre de 1777 en lo que respecta a Venezuela y el Decreto de Gracias de 1789, que otorgaba a sus súbditos el derecho a comprar esclavos y para participar en el próspero negocio de esclavos comerciales en el Caribe.
Referencias
↑Scarano, Francisco A. (Francisco Antonio) (1993). «14». Puerto Rico : cinco siglos de historia. McGraw-Hill. p. 383-385. ISBN9586000508. OCLC28176725. Consultado el 13 de octubre de 2019.