El antaño poderoso clan Ichimonji, después de que su patriarca Hidetora tomara la decisión de dar el control de su reino a sus tres hijos, entra en una espiral de decadencia. Tarō, el hijo mayor, recibe el prestigioso Primer Castillo y se convierte en el líder del clan Ichimonji. A los otros dos hijos, Jirō y Saburō, se les concede los castillos Segundo y Tercero respectivamente. Jirō y Saburo tienen que apoyar a Tarō y, al ilustrarles esta orden mediante la imagen de un haz de flechas, su padre Hidetora les aconseja fortalecerse entre los tres.[11] Hidetora seguirá siendo el líder oficial y mantendrá el título de Gran Señor. Saburō critica la lógica de su padre. Hidetora consiguió su poder mediante la traición, le dice, y sin embargo espera que sus hijos le sean leales. Hidetora confunde este comentario con una amenaza y, cuando su sirviente Tango sale a defender a Saburō les destierra a ambos.
Así empieza la tragedia. Primero su hijo mayor le arrebata su nominal título, por lo que se va a su segundo hijo, Jiro, el cual también actúa contra él. Finalmente ambos se alían contra Hidetora, cuando se refugia en el tercer castillo, donde le derrotan. Así, Hidetora empieza a enloquecer, algo que se acentúa más cuando esas luchas de poder, que ahora hacen sus dos hijos mayores entre sí, destruyen más y más el reino.
"Ran es una tragedia sobre el poder, sobre la ambición y la estupidez de los hombres que luchan y guerrean. No estoy de acuerdo tampoco con quienes afirman que hay una cierta influencia judeocristiana, en cuanto tragedia del remordimiento. Esa idea es también japonesa. Para nosotros, siempre se paga por lo que se ha hecho, siempre se vuelve y se hace balance"
El proceso de producción se desarrolló a lo largo de una década debido al trabajo de investigación sobre la época en que se ambienta la trama y a las dificultades para encontrar presupuesto suficiente para desarrollar la película conforme a la visión del cineasta japonés.[3]
"He esperado casi 10 años para poder realizar Ran. Empecé entonces a estudiar la época, el siglo XVI, y a preparar los bocetos, los dibujos sobre el vestuario y los escenarios, pero hasta hace sólo dos años no encontré productor."
La banda sonora, escrita por Tōru Takemitsu y con influencia de Gustav Mahler, suena aislada, con el sonido de la escena enmudecido, particularmente cuando el castillo de Hidetora está siendo destruido.[3]
"El compositor Toru Takemitsu es un hombre de talento, con una fuerte personalidad, pero en el cine el músico tiene que ajustarse a la voluntad del realizador. Yo le explicaba cómo había sido el rodaje de la película y discutíamos hasta ponernos de acuerdo sobre la banda sonora."
Ran fue la última gran película épica de Kurosawa. Con un presupuesto de 12 millones de dólares fue la película japonesa más cara jamás producida.[12]
"Yo he dicho que es la obra de mi vida, pero no mi última obra. Para mí es precisamente lo contrario, un punto de partida, el comienzo de una nueva época, porque ahora puedo desprenderme de algo que me tenía obsesionado."
La película fue aclamada por sus poderosas imágenes y el uso del color. El diseñador de vestuario Emi Wada ganó un Oscar al mejor diseño de vestuario. El filme recibió además otros 29 premios.[10]
Con 103 195 valoraciones IMDb le otorga una puntuación de 8,2 sobre 10.[13] En FilmAffinity con 25 495 votos obtiene una valoración de 8,1 sobre 10.[14] En Rotten Tomatoes la película obtiene una calificación por parte de la crítica de 96 sobre 100 y de 95 sobre 100 por parte de la audiencia.[15] La revista Fotogramas le concede una puntuación de 5 sobre 5.[16]
Según Stephen PrinceRan es "una crónica del ansia implacable de poder, la traición al padre por parte de sus hijos, y las omnipresentes guerras y asesinatos, que destruyen a todos los personajes protagonistas".[17]
↑ Esto está basado en una parábola de Mori Motonari: les da una flecha a cada hijo y les pide que la rompan. Tras hacerlo, les da tres flechas a cada uno y les pregunta si pueden quebrarlas. Cuando se demuestra que ninguno de los tres pueden, Motonari les dice que tres flechas pueden quebrarse fácilmente por separado, pero no juntas. Sin embargo, en Ran, Saburō las rompe con la ayuda de la rodilla y dice que es una fábula estúpida.