La administración Carazo se vio asolada por una serie de graves crisis políticas y económicas que incluyó el conflicto en la vecina Nicaragua que estuvo a punto de extenderse a Costa Rica, una crisis económica sin precedentes y la subida internacional de los precios del petróleo. El gobierno de Carazo sufrió una caída libre en popularidad y una gran cantidad de protestas, manifestaciones y huelgas que algunos analistas además señalan, fueron exacerbadas por el boicot de la oposición.[2] En todo caso, el período 1978-1982 fue uno de los más complicados de la historia costarricense.