En las Guerras de Religión de Francia, los bandos protestante y católico se habían estado enfrentando durante largos años. Distintas soluciones pacíficas al conflicto venían proponiéndose por intelectuales moderados de ambos bandos, denominados politiques. La convocatoria de los Estados Generales de 1593[5] no condujo inmediatamente al fin de la guerra, pero sí a la comunicación por parte de Renaud de Beaune,[6] arzobispo de Bourges, de la voluntad de Enrique de convertirse, cosa que ocurrió en la ceremonia de abjuración que tuvo lugar el 25 de julio de 1593 en la basílica de Saint-Denis. Los Estados Generales se clausuraron el 8 de agosto sin llegar a ningún acuerdo, pero el peso de la aceptación del nuevo rey por la ciudad de París permitió a Enrique entrar triunfalmente en la capital el 22 de marzo de 1594. Hasta 1595 se mantuvo la excomunión papal. No se dio la tradicional coronación en la catedral de Reims, puesto que Enrique se consideraba rey desde 1589, y durante todo ese periodo sus partidarios no habían controlado esa zona de Francia.[7]
La conversión al cristianismo (o a la versión romana del cristianismo) de algunos reyes son celebradas como hito de la fundación de algunas naciones, como por ejemplo: