El parque protege la laguna La Paya, un humedal de 3200 hectáreas de extensión del que recibe su nombre. Creado en 1984, sea por consideraciones estratégicas o con el objeto de preservar el humedal, el hecho es que las 422 000 hectáreas del Parque, asegura la supervivencia de varios ecosistemas de un alto potencial en cuanto a su riqueza de especies y heterogeneidad que ya no se encuentran en el departamento del Putumayo,[1] entre los que destaca el bosque de varzea.[Nota 1][2]
Se trata de una planicie selvática a 200 m s. n. m.,[1] limitada al norte por los ríos Mecaya y Sencilla, afluentes del río Caquetá, de origen andino, y al sur por el río Putumayo, de igual origen y que a su vez recibe el caudal de pequeños arroyos y ríos de mediano caudal como el río Caucayá, que atraviesa casi la totalidad del Parque.[2] Con bosques altos y frondosos y numerosos pantanos,[1] cuenta además de La Apaya con las lagunas El Guadual, La Garza, Bibiano, Garopa y Amarón, tributarias todas del río Guayacá.
Su clima es cálido con una temperatura en promedio de 26 °C, y la precipitación media anual es de 2600 mm[1] por lo que lacobertura vegetal original de la zona corresponde a bosque húmedo tropical.[2]
La flora y fauna de La Paya incluye una inmensa variedad de especies: fonos, taras, sangretoros, cedros, higuerones, aceites, canaguches, quinos, laureles, guarangos, capirones, y juansocos, caraños y gomos son algunas de las especies arbóreas, y entre la fauna se encuentra el tigre mariposa, manatíes, dantas, lobos, osos hormigueros, yulos, tigres, venados, cerrillos, y los micos churumo, el costado y el tití.
Los registros parciales constatan la presencia en la zona de 84 especies de peces, 9 de anfibios, 17 de reptiles, 291 de aves y 58 de mamíferos.[2]
Las lagunas de la Paya ofrecen diversidad de hábitats para plantas (abundan las flotantes), insectos, mamíferos acuáticos y anfibios, pero predominan el caimán negro y la anaconda que pueden llegar hasta los 10 metros de longitud. Además del caimán negro, hay entre los reptiles varias especies de tortugas y serpientes. Las aves se ven en todos momento y alguno de los mejores espectáculos es ver a las águilas pescadoras que se lanzan al río y vuelan con peces gigantes en sus garras.
En el área habitan diversas comunidades indígenas que ocupan un 7% del total del área protegida: de la etnia Murui (de la familia lingüística Huitoto) asentados en los Resguardos de Lagarto Cocha, Tukunaré, Jirjirí y Aguas Negras,[Nota 2] los Inganos en las comunidades de Cecilia Cocha y La Paya,[Nota 3] y los grupos Inga y Kofán que conforman la comunidad de El Hacha,[Nota 4][3]
En el área del parque hay al menos 30 veredas campesinas que son utilizadas por habitantes de la zona que continúan con actividades extractivas tradicionales.[3]
Acceso y actividades
Desde Bogotá puede accederse al parque por vía aérea con escalas en Neiva, Puerto Asís y Puerto Leguízamo o por tierra a Neiva y Puerto Asís (20 horas) y siguiendo por el río a Puerto Leguízamo (8 horas).[4]
Las actividades prioritarias en el parque son la investigación y la conservación.
Referencias
Notas aclaratorias
↑Se trata de un ecosistema especial caracterizado por un régimen de inundación que se manifiesta en la simplicidad de su estructura y la baja diversidad de especies de plantas.
↑Proceden de los asentamientos de la Chorrera y El Encanto, en el Amazonas.
↑Son originarios del río Napo en Ecuador, y arribaron a Isla Nueva por el río Putumayo en 1953, trasladándose luego a sus actuales asentamientos.
↑Procedentes del suroccidente del Putumayo, fueron empujados por el proceso colonizador desde principios del siglo XX.