Para la localidad argentina de la provincia de Corrientes, véase Pedro R. Fernández.
La mantilla es una prenda femenina popular en España.[1] A partir del antiguo manto, con el que tradicionalmente se cubría la mujer, evolucionó hasta convertirse en un elegante tocado de blonda (encaje realizado con hilo de seda), chantilly o tul. Es habitual en procesiones de Semana Santa, en las corridas de toros y otros eventos castizos, además de ser prenda ceremonial de las "madrinas" en bautizos y bodas.[2] A menudo se complementa con una peineta.
Historia
Algunos estudios arqueológicos fijan el origen de la mantilla en la península ibérica en la civilización ibérica, a partir del descubrimiento de figurillas prerromanas de mujeres con tocados muy similares.
En el siglo xvii ya era habitual utilizar la mantilla de encaje como prenda distinguida además de las de paño y mantones de seda. Sin embargo, su uso no se generalizó entre las mujeres de la nobleza y alta burguesía hasta finales del siglo xviii (como se aprecia en varios retratos pintados por Francisco de Goya), costumbre que continuó Isabel II de España, y que ya en el siglo veinte repitió la Reina Sofía.[3]
Tipos
Por el tejido
Mantilla de blonda o encaje de seda, con grandes motivos florales realizados en seda más brillante, con ondulaciones en los bordes o "puntas de castañuelas".
Mantilla de Chantilly, hecha con un ligero tejido originario de esta ciudad francesa y bordado con distintos motivos.
Mantilla de tul, tejido delgado y transparente (confeccionado con seda, hilo o algodón). Usado a modo de imitación de las mantillas de blonda y chantilly.
PENA GONZÁLEZ, Pablo: “Indumentaria en España: el periodo isabelino (1830-1868)” en Indumenta: Revista del Museo del Traje, n.º 0 (2007).
RODRÍGUEZ DE TEMBLEQUE, Carmen: “Un traje para la insinuación, la provocación y el recato” en Congreso Internacional de Imagen y Apariencia. Universidad de Murcia (2008)