Luisa Carlota nació en el Palacio Real de Portici, y como la mayor parte de las jóvenes princesas de la época, contrajo matrimonio a muy temprana edad y por razones de estado. El 12 de junio de 1819, con tan sólo 14 años, la princesa se casó con su tío, el infante Francisco de Paula de Borbón, hermano menor del rey Fernando VII de España; desde entonces ostentó el título de infanta de España[1]; el matrimonio tendría 11 hijos, de los que 8 llegarían a la edad adulta.
Desempeñó un papel decisivo en los conocidos como Sucesos de La Granja en 1832. En octubre de ese año, en el palacio de La Granja de San Ildefonso e inmerso en una grave enfermedad, Fernando VII había firmado, de forma secreta e inducida, un decreto que anulaba la Pragmática Sanción que derogaba la ley sálica, dejando así la sucesión de la corona al infante Carlos María Isidro en detrimento de sus propias hijas (sobrinas de Luisa Carlota). Advertida de esto, la infanta Luisa Carlota intervino para evitarlo. Para ello se trasladó junto a su marido desde Sevilla, donde se encontraban, a La Granja en sólo cuarenta horas de viaje.[2] Una vez en La Granja, maniobraron consiguiendo que el rey revocara el decreto. Poco después, y para mayor seguridad, se publicó en la Gaceta de Madrid el Real Decreto que anulaba aquel que derogaba la Pragmática Sanción de 1830.[3]
Diez años después de lo hechos y según confidencia de María Cristina de Borbón a su hija Isabel, fue la infanta Luisa Carlota quien presionó a Fernando VII en su agonía para que firmase la anulación del decreto derogatorio, ante la falta de interés del rey agonizante y la indecisión de su esposa.[4][5][nota 1]
La historiografía actual considera apócrifa la anécdota que establece que, en los Sucesos de La Granja, la infanta rompió y arrojó al fuego el decreto derogatorio de la Pragmática Sanción. Al ver que Tadeo Calomarde, ministro de Justicia, intentaba recuperar el documento, la infanta le propinó dos bofetadas. Con gran cortesía, el ministro replicó: «Señora, manos blancas no ofenden».[6]
Pasado el incidente, el rey se recuperó y dio plenos poderes a su esposa, que poco después sería regente del reino. Durante este periodo, la infanta gozó de gran ascendiente entre el rey y su hermana la reina.
Cuando su hermana se convirtió en reina regente, la amistad entre las dos se fue deteriorando hasta terminar en total rivalidad. Fue exiliada a Francia y desde allí patrocinaba libelos publicados en Madrid contra María Cristina, criticándola por su matrimonio con Fernando Muñoz. Volvió a España en 1842, residiendo en Madrid junto con su marido y parte de sus hijos en un palacio de la calle de la Luna hasta su muerte el 29 de enero de 1844.[7]
La infanta fue una mujer ambiciosa que deseaba posicionar a uno de sus hijos en el trono español. No obstante, su temprana muerte a los 39 años le impidió presenciar el matrimonio de su primogénito, Francisco de Asís de Borbón, con su sobrina, la reina Isabel II de España. Su marido volvió a contraer matrimonio en 1852. Fue enterrada en el Panteón de Infantes del Monasterio de El Escorial. En enero de 1851, sus restos fueron trasladados a un monumento funerario en la primera cámara sepulcral, obra de Diego Gómez de la Fuente, encargado por su hijo, el rey consorte Francisco de Asís.[8]
Matrimonio y descendencia
Fruto de su matrimonio con Francisco de Paula de Borbón tuvo los siguientes hijos:
↑En la carta dirigida a su hija, la que fuera regente de España decía literalmente:
Viendo, en fin, que yo no tendría nunca el triste valor que procuraba inspirarme, me trató de alma débil y pusilánime, y, acercándose ella misma al lecho del dolor, se dirigió al moribundo y le presentó el papel que era menester que firmase. Tu padre, entonces, dirigiendo hacia ella una mirada suplicante, en que apenas se percibía la última chispa de vida, le dijo con voz apagada: «Déjame morir». Pero tu tía Carlota, asiéndole la mano y llevando la pluma que ella había colocado, le gritó: «Se trata de morir bien; se trata de firmar». Mira tú, hija mía, a qué precio te ha hecho reina tu tía Carlota.[4]