El 10 de febrero de 1855, su marido murió en Turín, dejando a Isabel viuda a los 25 años.
Antes que su primer año de viudez hubiese terminado, ella se volvió a casar el 4 de octubre de 1856 con su chambelán, Nicolás José Rapallo, marqués de Rapallo. Se casaron en secreto, antes de que su período de luto oficial hubiese terminado. Cuando se descubre la unión, el escándalo es contundente lo que enfureció tanto su cuñado, el rey Víctor Manuel II de Italia, que le ordenó al exilio virtual y le prohibió ver a sus dos hijos. La princesa es expulsada de la corte de Turín, pero por consejo del conde de Cavour, el rey acepta titular a Nicolás como marqués, con la condición de que los cónyuges tengan una habitación separada, que Isabel sea considerada subordinada de su marido y que este último acceda en el Palacio Real solo a través de las entradas de servicio. Finalmente ella pudo volver a reunirse con sus hijos.
En 1882, su segundo marido se suicidó. Los rumores de la corte habían insinuado a menudo que su matrimonio era infeliz, y el suicidio añadió más leña a estas historias. Isabel no tuvo hijos de su segundo matrimonio.
Muerte
Isabel sufrió un ataque de apoplejía en 1910, lo que provocó que su salud se deteriora rápidamente. Murió el 14 de agosto de 1912 a los 82 años, en Stresa, en el Lago Mayor.[2]
Ella fue la única hija de sus padres en alcanzar una edad avanzada, aparte de que fue la última de sus hermanos en morir.
Jiří Louda, Michael MacLagan: Lines of Succession. Heraldry of the Royal Families of Europe. Little, Brown and Company, London 1999, ISBN 0-316-84820-4.