Se casó con Guidobaldo de Montefeltro, duque de Urbino, en 1489. Guidobaldo era enfermizo e impotente, y no tuvieron ningún hijo, pero Isabel se negó a pedir la nulidad y le cuidó en sus enfermedades. Después de su muerte, Isabel rechazó volver a casarse.
La educación de Isabel la llevó a una vida en compañía de algunas de las mentes más grandes de la Italia de finales del siglo XV. Su corte atrajo a escritores, artistas, y eruditos. Su nobleza le dio contacto e implicación en la política de poder de la Italia del siglo XVI. Era cuñada de Isabel de Este, una influyente mecenas renacentista y figura política. A pesar de tener mala salud, Isabel fue conocida por ser una gran amazona y asistía con frecuencia a cacerías en el campo alrededor de Urbino.
El 21 de junio de 1502 César Borgia ocupó Urbino, haciendo huir a Guidobaldo y obligando a Isabel a quedarse en Mantua, donde se encontraba como invitada. Permaneció allí hasta 1503 y entonces se unió a Guidobaldo en Venecia. Fueron restaurados en el poder en 1504. Al carecer de hijos adoptaron ese mismo año a Francesco Maria I della Rovere, el hijo de catorce años de la hermana de Guidobaldo, para asegurar la sucesión.[2]
En 1502 Isabel acompañó a regañadientes a Lucrecia Borgia en su viaje a Ferrara, donde Lucrecia se casó con Alfonso I de Este. Un testigo presencial la describió así en la boda:
Al entrar en Ferrara, montó una mula negra con gualdrapa de terciopelo negro bordado con tejido dorado, y llevaba un manto de terciopelo marrón acuchillado y cerrado con cadenas de oro macizo; otro día un vestido de terciopelo negro rayado con oro, con un collar enjoyado y diadema. Y otro día más, una túnica de terciopelo negro bordada con cifras."
Tras la muerte de Guidobaldo en 1508 a la edad de 36 años, continuó viviendo en Urbino como regente del heredero.
En 1509 Francisco Maria I se casó con Leonor Gonzaga, sobrina de Isabel, consolidando la dinastía.[2]
Aun así, en junio de 1516 fue expulsada de Urbino por el papa León X, que quiso dar el ducado a su sobrino Lorenzo de Medicis, duque de Urbino (Lorenzo II di Piero, llamado «Lorenzino»). Junto con su sobrina Leonor Gonzaga y su cuñada, la pobre condesa Emilia Pia Montefeltro, y sin dinero, encontraron refugio en el bastión familiar de Ferrara, donde Isabel murió en 1526.
Referencias culturales
Isabel Gonzaga fue inmortalizada por el escritor Baltasar Castiglione, cuyo trabajo de 1528, El cortesano,[3] se basó en sus interacciones y conversaciones con ella.[4]
David Englander,Culture and Belief in Europe, 1450-1600: An Anthology of Sources, Publicado por Blackwell Publishing, 1990 página 77
Paula Findlen, The Italian Renaissance: The Essential Readings, publicado por Blackwell Publishing, 2002, página 35
Marcia B. Hall, The Cambridge Companion to Raphael, publicado por Cambridge University Press, 2005, página 29
Baldassare Castiglione, The Book of the Courtier, traducido al inglés por Leonard Eckstein Opdycke, publicado por Courier Dover Publications, 2003, página 320 (nota 12 en la página 2)