Guajona es un aumentativo de Guaja, presente también en la vecina mitología asturiana como Guaxa. El origen de Guaja o Guaxa podría estar en el árabe clásico وحش wahsh, con el significado de "fiera", como sostiene Xosé Lluis García Arias.[1] Xulio Concepción, por su parte, lo relaciona con el latín hostem: "enemigo", a su vez derivado del indoeuropeo ghos-ti: "extranjero, huésped".[2]
Historia
La creencia estima que es una vieja delgada tapada de la cabeza a los pies con un manto negro; sus manos son sarmentosas y los pies patas de ave; su cara es amarilla, consumida, rugosa, peluda y con verrugas; sus ojos son diminutos y brillantes como estrellas, la nariz aquilina y la boca provista de un único diente negro, largo y afilado que le llega hasta debajo de la barbilla y utiliza para sorber sangre. Sólo sale de noche ocultándose entre las sombras y se desconoce dónde duerme de día, aunque se sospecha que se esconde bajo tierra. Entra en las casas sin hacerse notar y se acerca en silencio a los niños y jóvenes sanos dormidos para chuparles la sangre clavándoles en vena su diente, aunque no los mata, sino que los deja casi exangües, de forma que se despiertan fatigados, pálidos y descoloridos por la mañana. No ataca a los viejos o adultos. Se trata de uno de los escasos mitos o leyendas sobre vampiros que existen en España.