El primer freno neumático factible para ferrocarriles fue inventado en los años 1860 por George Westinghouse. Para frenar, el maquinista acciona una palanca que reduce la presión del aire en un tubo de goma conectado a todos los vagones. Esto hace que ceda la válvula de un recipiente de aire a presión que va debajo de cada vagón, dejando que el aire fluya en un cilindro de freno que va entre las ruedas. En el cilindro, el aire ejerce presión sobre un pistón que empuja un par de balatas contra las ruedas. Por consiguiente, la marcha del tren se detendrá de manera automática si el tubo de aire se rompe.[1]
Referencias
↑Furnas, C.C.; McCarthy, Joe (1984). Colección Científica de Time-Life: El Ingeniero (Segunda edición). México: Ediciones Culturales Internacionales. p. 13.|fechaacceso= requiere |url= (ayuda)