Desde 1991 el FMAM ha proporcionado a los países en desarrollo y países con economías en transición 12,5 millardos de dólares norteamericanos ($) y ha apalancado 58 millardos de $ cofinanciando más de 3 690 proyectos[3] en más de 165 países. A través de su Programa de Pequeñas Donaciones, ha realizado más de 20 000 (que suman 653,2 millones de $) directamente a la sociedad civil y a organizaciones locales de base. El FMAM opera en ciclos de cuatro años, previo a los cuales adelanta una estrategia de reposición de recursos. Para cada periodo los donantes se comprometen a asignar una cuantía determinada.[1]
Además el FMAM constituye el mecanismo financiero para los siguientes tratados:
A partir del GEF-4, cada país receptor dispone de una asignación específica destinada a las áreas de biodiversidad, degradación de tierras y cambio climático, determinada según criterios previamente establecidos. En el GEF-8, esta asignación se gestiona a través del Sistema Transparente de Asignación de Recursos (System for Transparent Allocation of Resources – STAR).[1]
Documento fundacional
El Instrumento para el establecimiento del FMAM reestructuradoArchivado el 15 de marzo de 2016 en Wayback Machine. es el documento que, tras una fase piloto inicial, establece el FMAM. Este documento fue aceptado por los países miembros y adoptado en 1994 por las agencias que conforman el FMAM. Puede considerarse como el estatuto y el reglamento del FMAM, y contiene disposiciones para la gobernanza, participación, reposición de fondos, operaciones fiduciarias y administrativas. También establece los papeles y responsabilidades de los diferentes actores dentro del FMAM.
Estructura
En la Asamblea[4] participan representantes de todos los países miembros. Se reúne cada 3 o 4 años, y es responsable de revisar y evaluar las políticas generales, las operaciones y su membresía. También puede considerar y aprobar, por consenso, enmiendas al documento fundacional.
A ella acuden ministros y delegaciones gubernamentales de alto nivel. Combina sesiones plenarias con paneles de alto nivel, exposiciones, eventos accesorios y visitas a lugares donde se desarrollan proyectos del FMAM. Destacados ecologistas, parlamentarios, empresarios, científicos y dirigentes de ONG tratan los problemas medioambientales del mundo en el contexto del desarrollo sostenible y otros objetivos internacionales de desarrollo.
El Consejo[4] es el principal órgano de gobierno del FMAM. Funciona como una junta independiente de directores, con responsabilidades primarias para desarrollar, adoptar y evaluar los programas del FMAM. Los integrantes del Consejo, que rotan cada 3 años, representan a 32 países miembros: 16 de países en desarrollo, 14 de países desarrollados y 2 de economías en transición. El Consejo se reúne presencialmente 2 veces al año durante 3 días y también lleva los temas por correo electrónico. Todas las decisiones se adoptan por consenso.
La Secretaría[4] del FMAM reside en Washington e informa directamente al Consejo y a la Asamblea, garantizando así que las decisiones de estos dos órganos se traducen en actos. La Secretaría coordina la formulación de proyectos incluidos en los programas de trabajo, supervisa su aplicación y asegura que se siguen las políticas y la estrategia operativa. Está encabezada por la doctora Naoko Ishii, jefa y presidenta del FMAM (CEO & chairperson).
El Comité Asesor Científico y Técnico (STAP por sus siglas en inglés)[5] es un grupo de científicos independientes que proporciona opiniones de expertos sobre las políticas y proyectos del FMAM.
La Oficina Independiente de Evaluación[6] establece los requisitos mínimos de gestión y evaluación, asegura que se cumplan y traslada a la Asamblea y al Consejo las lecciones aprendidas.
Agencias
Las agencias[4] "del" FMAM (no es que estos organismos "pertenezcan" al FMAM, sino más bien que estos organismos, grandes y de múltiples funciones, han creado el FMAM como una especie de "centro de coordinación" para llevar a cabo sus políticas medioambientales) son responsables de elaborar propuestas de proyectos y de gestionarlos. Estas agencias desempeñan un papel clave en el desarrollo de los proyectos sobre el terreno. Más precisamente, ayudan a los Gobiernos y ONG elegibles a desarrollar, aplicar y gestionar estos proyectos. Son las siguientes:[4]
El Fondo para el Medio Ambiente Mundial se estableció en octubre de 1991 como un programa piloto del Banco Mundial, dotado con un millardo de $, para ayudar a la protección del medio ambiente en el mundo y promover el desarrollo sostenible.[7] El FMAM proporcionaría donaciones nuevas y adicionales, además de financiación concesional, para cubrir los costes "incrementales" o adicionales asociados con la transformación de un proyecto que diera beneficios nacionales en otro que proporcionara beneficios medioambientales internacionales.
El PNUD, el PNUMA y el Banco Mundial fueron los tres socios iniciales para aplicar los proyectos del FMAM.
En 1992, durante la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro, se reestructuró el FMAM y se sacó del sistema del Banco Mundial para devenir una institución permanente y separada. El acuerdo para convertir el FMAM en una organización independiente impulsó la implicación de países en desarrollo en el proceso de toma de decisiones y en la aplicación de los proyectos. Desde 1994, sin embargo, el Banco Mundial ha servido de fideicomisario del FMAM y le ha proporcionado servicios administrativos.
Biodiversidad: se encuentra fuertemente amenazada. Reducir la actual pérdida de biodiversidad se encuentra entre los mayores problemas actuales de la humanidad. De todos los problemas que afronta el mundo en la gestión de los bienes públicos mundiales, solo la pérdida de biodiversidad es irreversible. El FMAM apoya proyectos dirigidos contra los factores principales de la pérdida de biodiversidad.
Cambio climático: el aumento de la temperatura de la atmósfera provocado por emisionesantropogénicas de gases de efecto invernadero es un problema mundial crítico que requiere acciones sustanciales. Entre ellas, inversión para reducir las emisiones, y adaptación a los cambios del clima y su variabilidad. Ya han aparecido los primeros efectos del cambio climático, y los científicos creen[8] que impactos mayores son inevitables. Muchos de los impactos más serios y negativos serán desproporcionadamente soportados por los más pobres de los países en desarrollo. El FMAM apoya proyectos en países en desarrollo para:
Productos químicos: los Compuestos orgánicos persistentes son pesticidas, sustancias químicos industriales, o subproductos indeseados de procesos industriales que se han usado durante décadas, pero que recientemente se ha hallado que comparten varias características preocupantes:
Persistencia: resisten a la degradación en el aire, el agua y los sedimentos.
Bioacumulación: se acumulan en los tejidos vivos en mayores concentraciones que en el entorno circundante.
Transporte a larga distancia: pueden viajar grandes distancias desde su fuente a través del aire, el agua o animales migratorios, contaminando a menudo áreas a miles de kilómetros de cualquier fuente conocida.
El FMAM apoya proyectos para eliminar la producción y uso de estos compuestos, para asegurar que sus residuos son gestionados y desechados de manera respetuosa con el medio ambientalmente, para identificar las fuentes y para reducir el vertido de subproductos.
Aguas internacionales: las tomas de agua de ríos o lagos compartidos por varios países, para riego, consumo industrial o humano, junto con la contaminación, crean tensiones transfronterizas. También existen tensiones en los océanos, con 3/4 de los bancos pesqueros sometidos a sobrepesca, explotados al máximo o agotados. El FMAM apoya proyectos para ayudar a los países a trabajar juntos para superar esas tensiones en grandes sistemas hídricos, y a gestionar colectivamente sus cuencas y acuíferos transfronterizos, así como sus sistemas costeros y marinos, con el objetivo de compartir sus beneficios.
Gestión forestal sostenible / Reducción de las emisiones de la deforestación: los bosques cubren casi un tercio de las tierras emergidas. Proporcionan múltiples servicios beneficiosos, como conservación de la biodiversidad, fijación del carbono, protección contra la desertificación, los corrimientos de tierra y las inundaciones, atracción de la lluvia[9] y liberación lenta a los ríos.[10] Los bosques gestionados sosteniblemente pueden mejorar la provisión de madera y otros productos forestales para alrededor de 1 600 millones de personas cuyo modo de vida depende de los bosques. Se espera que los ecosistemas forestales desempeñen un papel clave para ayudar a las poblaciones de los países en desarrollo a adaptarse al cambio climático. El FMAM apoya proyectos de conservación de bosques (tanto áreas protegidas como las circundantes, que hacen de tampón), uso sostenible de los bosques (paisajes de producción silvícola, gestión forestal sostenible) y también proyectos dirigidos a bosques y árboles en un paisaje más amplio.
Agujero de la capa de ozono: los compuestos clorofluorocarbonados (CFC), que se usaban como refrigerantes, provocaban una reducción de la capa de ozono de la atmósfera. Esta capa protege a los seres vivos de una excesiva radiación ultravioleta. Si se adelgaza, supone un riesgo para la salud humana (mayor incidencia de cáncer de piel, por ejemplo) y el medio ambiente. Para atajar este peligro se adoptó el Convenio de Viena para la protección de la capa de ozono en 1985 y el Protocolo de Montreal sobre sustancias que dañan la capa de ozono en 1987. El FMAM apoya proyectos —en países en desarrollo y en economías en transición que no son elegibles para financiación por el Fondo Multilateral del Protocolo de Montreal— para llevar a cabo actividades que permitan sustituir el uso de sustancias que dañan el ozono por otras que no le afectan, de una manera coherente con las obligaciones de esos países establecidas en el Protocolo de Montreal.
Además de las 7 áreas focales, el FMAM también apoya varios temas y programas transversales:
↑Hongchang, Wang (1 de enero de 1998). «Deforestation and Desiccation in China A Preliminary Study». En Schwartz, Jonathan Matthew, ed. The Economic Costs of China's Environmental Degradation: Project on Environmental Scarcities, State Capacity, and Civil Violence, a Joint Project of the University of Toronto and the American Academy of Arts and Sciences. Committee on Internat. Security Studies, American Acad. of Arts and Sciences. Archivado desde el original el 30 de diciembre de 2009.
↑Raven, P. H. and Berg, L. R. (2006) Environment, 5th ed, John Wiley & Sons. p. 406. ISBN0471704385.