Flor de ahuyama Flor de auyama Flor de ayote Flor de calabacín Flor de calabacita Flor de pipián Flor de zapallito Flor de zapallo Flor de zucchini Flor de zuquini
Las flores de calabaza son perecederas y, como tales, rara vez se almacenan en los supermercados.[2] Las flores de calabaza pueden ser masculinas o femeninas y se usan indistintamente; sin embargo, son las femeninas las que posteriormente se convierten en frutos,[2][3] por lo que se prefiere la cosecha de las flores masculinas (dejando algunas para la polinización).[3]
Características
La flor de calabaza tiene forma de trompeta, con cáliz monosépalo.[4] Posee pétalos de tonos brillantes que varían entre verde amarillo cuando está inmadura a amarillo anaranjado cuando está en su etapa álgida de maduración.
Las flores de calabaza se pueden cocinar o comer crudas. Se usan como ingrediente de diversas sopas, cremas, ensaladas...[6] también se pueden rellenar, rebozar y freír.[2][7] Las flores tienen un sabor sutil, que recuerda a los calabacines jóvenes, y también se pueden comer crudas.[8]
Preparación
Las flores se deben lavar y luego retirarles los filamentos (estigmas). Se dejan los cálices bulbosos porque aportan más sabor a los guisos.[6] Está muy extendida la falsa creencia de que se deben retirar el cáliz y los estambres para que no amarguen el plato.[9]
La flor de calabaza es un producto muy perecedero[5] y debe consumirse en las 24 h siguientes a su compra.[6] Se puede alargar su vida de anaquel refrigerándolo; para que dure hasta cuatro días, se guarda en la nevera en una bolsa de plástico envueltas en papel de periódico,[10][11] puesto que la humedad es lo que acelera el proceso. Por supuesto, no lavarlas antes de ser almacenadas.[11]
En Turquía, donde se considera un tipo de dolma (verdura rellena), las flores de calabaza generalmente se rellenan con arroz. Hay dos variantes del plato; la variante que contiene carne picada en su relleno generalmente se sirve caliente, mientras que las 'flores de calabaza rellenas con aceite de oliva' (zeytinyağlı kabak çiçeği dolması) sin carne se sirven frías y se consume frecuentemente como meze acompañado de rakı. El plato es especialmente popular en la región del Egeo de Turquía,[12] Chipre y la isla de Creta.[13]
En la gastronomía italiana, las flores de calabacín (fiori di zucca) se usan como relleno para ravioli.[9] En Nápoles y toda la región de Campania son típicas las pizzelle de sciurilli, comúnmente dichas sciurilli, un buñuelo de flor de calabaza que se sirve en los cuoppi, típica comida callejera napolitana que consiste en pescado frito en una bolsa enrollada en forma de cono.
Las flores de calabaza son ampliamente usadas en la gastronomía mexicana, especialmente en el centro del país, ya desde tiempos prehispánicos. De hecho, la calabaza es la primera planta cultivada en Mesoamérica, pues el registro más antiguo de su uso data de hace unos 10 000 años (en Oaxaca).[5] También se denominan flor decalabacita o, en el dialecto oaxaqueño, guallas.
En Vietnam, las flores de calabaza (en vietnamita, bông bí) se usan en varios platos locales.[16] En el sur del país y en la zona de Huế es popular el bông bí nhồi tôm chiên, que consiste en rebozar en aceite las flores rellenas de langostinos tigre.[17] Al freírse de esta manera, las flores quedan crujientes. Se sirve como aperitivo o plato principal. También son populares las flores de calabaza sencillamente salteadas (bông bí xào) y frecuentemente se saltean con ternera (thịt bò xào bông bí).[16]