Entre las obras de arte plásticas halladas en la cueva destacan un escarabajo y dieciséis figurinas femeninas, estatuillas de Venus, quince de azabache (madera negra fósil) y una de cornamenta de reno.[3] El azabache es más fácil de tallar que el marfil o la cornamenta.[3] Se trata de objetos pequeños representados de perfil y altamente estilizados. Solo en una de las estatuillas se puede reconocer cuello, pecho y cintura.[4] En el resto de las figuras un cono —en la mayoría de los casos perforado— se encuentra en el lugar de la cabeza y parte superior del cuerpo. Por tanto se supone que estas piezas fueron utilizadas como colgantes o adornos de vestidos. El cuerpo es representado como una silueta con las posaderas muy pronunciadas.[4] La entalladura distinta en la región inguinal equivale a la inclinación en el dorso de las piernas. De esta manera en una vista frontal dan la impresión de personas sentadas. De perfil las piernas están ligeramente flexionadas y parecen ser una repetición de la parte superior coniforme. Del desarrollo del estilo en el Paleolítico superior se concluye que las figurinas son representaciones del cuerpo femenino.[4]
La llamada Venus de Engen es una estatuilla de apenas 4 cm —de grandes nalgas y con un agujero en su parte superior para hacer las funciones de colgante— tallada en azabache.[5][6][7]