Euríloco es retratado constantemente como un personaje sin valor, presto a la sedición e inconstante.
Tras atravesar el estrecho entre los monstruos Escila y Caribdis, es Euríloco el que reprocha a Ulises que intentara impedirles el descanso en la isla de Helios, a pesar de conocer el vaticinio que les recomendaba evitarla para impedir el desastre.[2] Posteriormente también es él quien aconseja sacrificar las reses del Sol, con funesto resultado.[3]