Esta narración de audio fue creada a partir de una versión específica de este artículo (concretamente del 28 de abril de 2019) y no refleja las posibles ediciones subsiguientes.
Los equinoccios (del latínaequinoctium (aequus nocte), "noche igual") son los momentos del año en los que el Sol está situado en el plano del ecuador celeste. Ese día y para un observador en el ecuador terrestre, el Sol alcanza el cenit (el punto más alto en el cielo con relación al observador, que se encuentra justo sobre su cabeza, vale decir, a 90°). El paralelo de declinación del Sol y el ecuador celeste entonces coinciden.
Ocurre dos veces por año: entre el 19 y el 21 de marzo y entre el 21 y el 24 de septiembre de cada año.[7]
Como su nombre indica, en las fechas en que se producen los equinoccios, el día tiene una duración aproximadamente igual a la de la noche en todo el planeta.
Los equinoccios se usan para fijar el inicio de la primavera y del otoño en cada hemisferio terrestre.[8]
Más concretamente, un equinoccio se define tradicionalmente como el momento en que el plano del ecuador de la Tierra pasa por el centro geométrico del disco del Sol.[9][10] Equivalentemente, es el momento en el que el eje de rotación de la Tierra es directamente perpendicular a la línea Sol-Tierra, no inclinándose ni hacia el Sol ni alejándose de él. En los tiempos modernos, dado que la Luna (y en menor medida los planetas) hace que la órbita de la Tierravaríe ligeramente de una elipse perfecta, el equinoccio se define oficialmente por la longitud de la eclíptica más regular del Sol en lugar de su declinación. Los instantes de los equinoccios se definen actualmente para ser cuando la longitud geocéntrica aparente del Sol es 0° y 180°.[11].
La palabra deriva del latínaequinoctium, de aequus (igual) y nox (genitivonoctis) (noche). En el día de un equinoccio, el día y la noche tienen aproximadamente la misma duración en todo el planeta. Sin embargo, no son exactamente iguales debido al tamaño angular del Sol, la refracción atmosférica y la duración rápidamente cambiante de la duración del día que se produce en la mayoría de las latitudes alrededor de los equinoccios. Mucho antes de concebir esta igualdad, las culturas ecuatoriales primitivas señalaban el día en que el Sol sale por el este y se pone por el oeste, y de hecho esto ocurre en el día más cercano al acontecimiento definido astronómicamente. En consecuencia, según un reloj solar correctamente construido y alineado, la duración del día es de 12 horas.
Los nombres neutrales para el hemisferio son equinoccio hacia el norte para el equinoccio de marzo, indicando que en ese momento la declinación solar está cruzando el ecuador celeste en dirección norte, y equinoccio hacia el sur para el equinoccio de septiembre, indicando que en ese momento la declinación solar está cruzando el ecuador celeste en dirección sur.
El equinoccio como referencia de la astronomía
Los equinoccios ocurren cuando el Sol está en el primer punto de Aries o en el primer punto de Libra. El primero es el punto del ecuador celeste donde el Sol en su movimiento anual aparente por la eclíptica pasa de sur a norte respecto al plano ecuatorial, y su declinación pasa de negativa a positiva. En el primer punto de Libra sucede lo contrario: el Sol aparenta pasar de norte a sur del ecuador celeste, y su declinación pasa de positiva a negativa.
Realmente ninguno de los equinoccios se encuentra en la constelación que los nombra, debido a la precesión: el primer punto de Aries está en Piscis, y el primer punto de Libra se halla en Virgo. Las coordenadas ecuatoriales de cada equinoccio son: a) para el equinoccio vernal, ascensión recta y declinación nula; b) para el primer punto de Libra, ascensión recta, 12 horas, y declinación nula.
Concretamente, el punto equinoccial que se ve situado hacia la constelación de Piscis está a 8 grados de la frontera con la de Acuario.
Astronómicamente se trata del primer punto de Piscis, y el meridiano que pasa por él es el primer meridiano celeste de referencia para determinar la coordenada de ascensión recta (AR) de los objetos celestes (Sol, Luna, planetas, estrellas, nebulosas y galaxias). El punto equinoccial estuvo al final de la constelación de Aries hace 20 siglos y 50 años, y alcanzará la frontera de la constelación de Acuario dentro de menos de seis siglos.
Como referencia astronómica, equinoccio es sinónimo del primer punto de Aries (también: punto Aries): punto de la esfera celeste de ascensión recta y declinación nula. Es el punto donde el Sol en su movimiento anual aparente por la eclíptica pasa de sur a norte del ecuador celeste, y su declinación cambia de negativa a positiva. También se suele llamar a este punto o nodo equinoccio vernal.
Ahora bien, el equinoccio no es un punto fijo (ninguno de los dos equinoccios, por supuesto), sino que se mueve progresivamente debido a la precesión y nutación. La primera supone un desplazamiento angular de unos 50,3” cada año.
Equinoccio verdadero es la intersección de la eclíptica con el ecuador verdadero que se mueve por la precesión y nutación.
Equinoccio medio o equinoccio medio de fecha. Se prescinde de la nutación. El equinoccio se mueve uniformemente debido solo a la precesión.
La precesión supone un desplazamiento de un día cada aproximadamente 72 años (1 mes cada aproximadamente 2166 años) y la inversión de las estaciones cada 13 000 años.
El equinoccio como cambio de estación
Desde este punto de vista los equinoccios son el instante (o la fecha, en un sentido más general) en que suceden determinados cambios estacionales, opuestos para el hemisferio norte y el hemisferio sur:
En el Polo Norte, comienza un día que tendrá seis meses de duración.
En el hemisferio norte, comienza la primavera, en el momento llamado equinoccio primaveral o vernal.
En el hemisferio sur, comienza el otoño, en el momento llamado equinoccio otoñal.
En el Polo Sur, comienza una noche que tendrá seis meses de duración.
Equinoccio de septiembre
El día 22-23 de septiembre (aproximadamente):
En el polo Norte, comienza una noche que tendrá seis meses de duración.
En el hemisferio norte, comienza el otoño, en el momento llamado equinoccio otoñal o ledezma.
En el hemisferio sur, comienza la primavera, en el momento llamado equinoccio primaveral.
En el polo Sur, comienza un día que tendrá seis meses de duración.
Los equinoccios realmente son un momento particular en el calendario, un instante de tiempo que ocurre a una hora determinada, en vez de todo un día (aunque acostumbramos llamar equinoccio o día equinoccial a la jornada en que ocurre este instante).
Las fechas extremas de los equinoccios para el siglo XXI son las siguientes:
En los equinoccios el Sol sale exactamente por el este y se pone exactamente por el oeste, siendo la duración del día igual a la duración de la noche. En el movimiento diurno media circunferencia ocurre por arriba del horizonte (día) y la otra media por debajo (noche). La figura muestra la trayectoria del Sol según la latitud del observador, situado en el punto C de su horizonte local.
Desde el ecuador —latitud 0º—, el Sol sigue aparentemente una trayectoria vertical, desde que nace por el Este hasta que se pone por el Oeste, alcanzando al mediodía el cenit del observador (amarillo).
Por el contrario, desde los polos, bien sea el norte o el sur (azul), el Sol no se levanta sobre el horizonte, sino que describe un círculo rasante. Prescindiendo de la refracción, se verá solo medio disco solar durante todo el día: ni amanece, ni culmina ni se pone.
En cuanto a las latitudes medias (naranja) el observador verá nacer al Sol por el este y ponerse por el oeste, pero su culminación será distinta según estemos en el hemisferio norte o en el hemisferio sur:
Desde el hemisferio norte (0°<lat<90°), el Sol culmina en el punto sur.
Desde el hemisferio sur (–90°<lat<0°), el Sol culmina en el punto norte.
Se da además otra diferencia: los observadores del hemisferio norte ven el Sol "moverse" de este a oeste en sentido retrógrado u horario, mientras que desde el hemisferio sur el Sol parece moverse igualmente del este a oeste, pero en sentido directo o antihorario.
Uno de los efectos de los periodos equinocciales es la interrupción temporal de los satélites de comunicaciones. Para todos los satélites de órbita geoestacionaria, hay unos días alrededor del equinoccio en los que el Sol pasa en directamente por detrás del satélite con respecto a la Tierra (es decir, dentro de la anchura del haz de la antena de la estación terrestre) durante un breve periodo cada día. La inmensa potencia del Sol y su amplio espectro de radiación sobrecargan de ruido los circuitos de recepción de la estación terrestre y, dependiendo del tamaño de la antena y otros factores, interrumpen o degradan temporalmente el circuito. La duración de esos efectos varía, pero puede oscilar entre unos minutos y una hora. (Para una banda de frecuencias dada, una antena más grande tiene una anchura de haz más estrecha y, por lo tanto, experimenta ventanas de "interrupción del Sol" de menor duración).[13]
Los satélites en órbita geoestacionaria también experimentan dificultades para mantener la energía durante el equinoccio porque tienen que viajar a través de la sombra de la Tierra y dependen únicamente de la energía de las baterías. Normalmente, un satélite viaja al norte o al sur de la sombra de la Tierra porque el eje terrestre no es directamente perpendicular a una línea que va de la Tierra al Sol en otros momentos. Durante el equinoccio, dado que los satélites geoestacionarios están situados sobre el Ecuador, se encuentran a la sombra de la Tierra durante el periodo más largo de todo el año.[14]
Equinoccios en otros planetas
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Los equinoccios se definen en cualquier planeta con un eje de rotación inclinado. Un ejemplo dramático es Saturno, donde el equinoccio coloca su sistema de anillos de canto frente al Sol. Como resultado, sólo se ven como una delgada línea desde la Tierra. Cuando se ven desde arriba —una vista observada durante un equinoccio por primera vez desde la sonda espacial Cassini en 2009— reciben muy poca luz solar; de hecho, reciben más luz planetaria que luz del Sol.[15] Este fenómeno se produce una vez cada 14,7 años de media, y puede durar unas semanas antes y después del equinoccio exacto. El equinoccio más reciente de Saturno fue el 11 de agosto de 2009, y el próximo tendrá lugar el 6 de mayo de 2025.[16]
Los equinoccios más recientes de Marte tuvieron lugar el 24 de febrero de 2022 (otoño boreal), y el 26 de diciembre de 2022 (primavera boreal).[17]
↑«Equinoxes». Centro de Información Astronómica. Observatorio Naval de Estados Unidos. 14 de junio de 2019. Archivado desde el original el 21 de agosto de 2019. Consultado el 9 de julio de 2019. «En el día de un equinoccio, el centro geométrico del disco del Sol cruza el ecuador, y este punto está por encima del horizonte durante 12 horas en todas partes de la Tierra. Sin embargo, el Sol no es simplemente un punto geométrico. La salida del Sol se define como el instante en el que el borde anterior del disco solar se hace visible en el horizonte, mientras que la puesta del Sol es el instante en el que el borde posterior del disco desaparece por debajo del horizonte. Estos son los momentos de la primera y la última luz solar directa. En estos momentos, el centro del disco está por debajo del horizonte. Además, la refracción atmosférica hace que el disco solar aparezca más alto en el cielo que si la Tierra no tuviera atmósfera. Así, por la mañana, el borde superior del disco es visible durante varios minutos antes de que el borde geométrico del disco alcance el horizonte. Del mismo modo, por la tarde, el borde superior del disco desaparece varios minutos después de que el disco geométrico haya pasado por debajo del horizonte. Las horas de salida y puesta del Sol en los almanaques se calculan para la refracción atmosférica normal de 34 minutos de arco y un semidiámetro de 16 minutos de arco para el disco. Por lo tanto, a la hora tabulada el centro geométrico del Sol se encuentra en realidad a 50 minutos de arco por debajo de un horizonte regular y sin obstáculos para un observador en la superficie de la Tierra en una región llana».
↑Yallop, B.D.; Hohenkerk, C.Y.; Bell, S.A. (2013). «Astronomical Phenomena». En Urban, S.E.; Seidelmann, P. K., eds. Explanatory supplement to the astronomical almanac (3rd edición). Mill Valley, CA: University Science Books. pp. 506-507. ISBN978-1-891389-85-6.