El hidrógeno es el elemento que más abunda en el universo, y sin embargo, en la Tierra, es raro encontrarlo en estado libre.[1]
Una parte del hidrógeno se genera a partir de hidrocarburos fósiles, sobre todo mediante reformado de gas natural. Y esto es así porque el coste de producción es de 4 a 10 veces más barato que hacerlo mediante la electrólisis de agua (1.5$/kg vs 6-15$/kg, respectivamente). Producir un kilogramo neto de hidrógeno por reformado de gas natural produce doce veces más CO2 que la electrólisis con electricidad de origen eólico (11,89 vs 0,97 kg de CO2 eq/ kg H2). El resultado es que el modelo actual de producción de hidrógeno perpetua el sistema contaminante y centralizado de generación y distribución dependiente de empresas petroleras. Todo esto sin contar que la producción de hidrógeno es sobre tres veces menos eficiente energéticamente que el uso de electricidad almacenada directamente en baterías.
No obstante, es posible que a largo plazo la eficiencia y coste de la electrólisis mejore y pueda tener sentido desde el punto de vista económico y energético, incluso como medio para almacenar energía excedente de renovables.[2]