Después de catorce años en el poder, el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) del ministro-presidente Reinhard Klimmt sufrió una derrota muy estrecha por parte de la Unión Demócrata Cristiana de Alemania (CDU), dirigida por Peter Müller, quien fue investido ministro-presidente. La CDU obtuvo la mayoría absoluta en el parlamento, gracias al fracaso de Alianza 90/Los Verdes, que perdió su representación en el Landtag.