El convento estaba situado en el barrio de Triana, cerca de la orilla del Guadalquivir y cerca también del Convento de los Remedios.[1]
Historia
En 1512 el provincial de los mínimos, Pedro de Almodóvar, y diez frailes profesos del Convento de la Victoria de Écija obtuvieron licencia del arzobispo Diego de Deza para fundar un convento de esta orden en Sevilla.[2] En 1512 se instalaron intramuros de la ciudad, junto a la Iglesia de San Miguel. En 1516 se trasladaron a Triana, donde les fueron cedidos por una hermandad la ermita y el hospital de San Sebastián, que también contaba con terrenos de huertas. A cambio, la hermandad tendría una capilla en el templo, los mínimos celebrarían todos los años el Día de San Sebastián y darían un cierto número de misas por la hermandad.[2] En 1517 el convento fue consagrado a Nuestra Señora de la Victoria.[2] Al principio emplearon como templo la antigua ermita de San Sebastián. Las obras de la nueva iglesia terminaron en 1524.[3]
En el templo del convento tuvo lugar la jura de lealtad de Magallanes ante las banderas para las cinco naves de la expedición a las islas de las Especias.[1][4] Magallanes legó dinero al Convento de la Victoria y pidió en su testamento ser enterrado allí, deseo que no se cumplió porque murió durante la expedición. El lunes 8 de septiembre de 1522, día de la Virgen de la Victoria, Juan Sebastián Elcano y los otros 17 supervivientes regresaron a Sevilla en la nao Victoria después de dar la primera vuelta al mundo. El martes 9 de septiembre los marineros bajaron de la nao descalzos y con un cirio en la mano y se presentaron primero frente a la Virgen de la Victoria del convento y luego ante la Virgen de la Antigua de la catedral, como había prometido "en momentos de angustia" durante la travesía.[5][6][7]
El mayor benefactor del convento fue Francisco Duarte de Mendicoa, proveedor general de la Armada y de los Ejércitos en el siglo XVI. Con sus donaciones, se construyó la capilla mayor de la iglesia conventual. Francisco Duarte y su esposa, Catalina de Alcocer, fueron enterrados en la iglesia. Sobre su tumba se encontraba un relieve de bronce de ambos cónyuges realizado en torno a 1555. Este relieve fue trasladado en 1840 a la Iglesia de la Anunciación. En la actualidad, se conserva en la que fue la cripta de ese lugar, que es el Panteón de Sevillanos Ilustres.[8]
En 1704 el convento sufrió un incendio. La reedificación de unas partes y las restauración de las otras terminó en 1707.[9]
A finales del siglo XVIII en el convento había 80 sacerdotes, 22 coristas, un gran número de novicios y una hospedería para religiosos de la orden.[8]
En el año 1800 hubo una epidemia de fiebre amarilla y, a instancias del ayuntamiento, el convento habilitó dos salas para atender a los enfermos. En agosto de ese año hubo 430 enfermos.[9]
En 1810, con la invasión francesa de Sevilla, el convento fue exclaustrado. La iglesia se mantuvo abierta al público. En 1814 un pequeño grupo de mínimos regresó y se instaló en unas casas anejas al mismo. La desamortización de 1835 puso fin a esta comunidad de religiosos. La iglesia se mantuvo abierta al público hasta la década de 1840.[10]
El antiguo convento y la iglesia fueron derribados en el siglo XIX. Posteriormente, se instalaron en esta parcela los paúles. En 1950 se instalaron los maristas y se hicieron otras edificaciones modernas.[10]
Hermandades
En el lugar se encontraba la Hermandad de San Sebastián, que tuvo su capilla en la iglesia del convento.[9]
En 1560 se fundó en este convento la Hermandad de Nuestra Señora de la Estrella y San Francisco de Paula, por personas dedicadas a los viajes a las Indias y a carenar bajeles. Los mínimos les cedieron un lugar anejo a la iglesia para que construyeran una capilla propia y otro lugar en el interior de la iglesia para que celebrasen sus cabildos.[10]
En 1644 se fundó en la ermita del hospital de la Candelaria, también en Triana, la Cofradía del Santo Cristo de las Penas, Triunfo de la Santa Cruz y Amparo de María Santísima.[11] En 1675 se unió a la Hermandad de la Estrella, que tuvo la sede en su capilla. En 1835 la hermandad se trasladó a la Iglesia del Convento de San Jacinto,[10] de los dominicos. En 1976 la Hermandad de la Estrella se trasladó a una capilla propia en la calle San Jacinto de Triana.[12]
A mediados del siglo XVII se fundó en este convento la Hermandad de la Entrada Triunfante en Jerusalén y Nuestra Señora del Desamparo. Esta se unió a la Hermandad de San Sebastián en 1668. Esta hermandad permaneció en su capilla de la iglesia conventual hasta la desamortización, en 1835. Se trasladó a la iglesia del Convento de Nuestra Señora de los Remedios, de los carmelitas, que conservaba su iglesia abierta como templo gestionado por la parroquia de Santa Ana.[13] Permaneció en esta iglesia hasta que fue cerrada por el régimen surgido tras la Revolución de 1868.[9]
↑Juan Sebastián de Elcano, Antonio Pigafetta, Maximiliano Transilvano, Francisco Albo, Ginés de Mafra y otros (2012). La Primera Vuelta al Mundo (2ª edición). Madrid: Miraguano Ediciones y Ediciones Polifemo. pp. 324-325.
Matilde Fernández Rojas (2008). Patrimonio artístico de los conventos masculinos desamortizados en Sevilla durante el siglo XIX. Benedictinos, dominicos, agustinos, carmelitas y basilios. Secretariado de Publicaciones de la Diputación de Sevilla. ISBN978-84-7798 259-3.
Matilde Fernández Rojas (2009). Patrimonio artístico de los conventos masculinos desamortizados en Sevilla durante el siglo XIX. Trinitarios, franciscanos, mercedarios, cartujos, jerónimos, mínimos, clérigos menores, obregones y filipenses. Secretariado de Publicaciones de la Diputación de Sevilla. ISBN978-84-7798-273-9.