El convento de Nuestra Señora de la Merced fue un desaparecido monasterio mercedario situado en Madrid, en la actual plaza de Tirso de Molina.
Historia
El 4 de agosto de 1564 se concedió licencia al fraile mercedario Gaspar de Torres, después arzobispo de Santo Domingo para fundar un convento de su orden en Madrid. Con este objeto compró un par de casas que fueron arregladas para convento bajo diseño de fray Tomás de Trujillo. Se dijo la primera misa el 4 de septiembre de 1564. Los primeros monjes del convento fueron ocho, procedentes de los conventos de Guadalajara y Toledo.
El siglo XVII fue el periodo de mayor esplendor del convento, llegando a tener ciento diez religiosos. En este convento profesó fray Gabriel Téllez, famoso autor dramático conocido bajo el nombre de Tirso de Molina.
En 1613 Felipe III fundó la Real Congregación de Esclavos de Nuestra Señora del Remedio, imagen que se veneraba en una capilla situada en la iglesia del convento.[a][1] En el siglo XVIII debido a las desavenencias entre los mercedarios y la Real Congregación sobre preeminencias y privilegios la imagen fue trasladada al convento dominico de la Pasión en la plaza de la Cebada.
En el marco de la invasión francesa, el convento fue saqueado y despojado de gran parte de sus riquezas artísticas.
El convento era de grandes dimensiones y contaba con una notable cantidad de obras de arte. La iglesia era de estilo renacentista, con planta de cruz latina y tres naves con ocho capillas laterales. En el testero del crucero del lado de la Epístola se situaba el sepulcro de la patrona doña Mencía del Valle y de su esposo el III marqués del Valle. El sepulcro de ricos mármoles contaba con un nicho con las estatuas orantes de ambos cónyuges.[b][2]
Entre las capillas de la iglesia, además de la capilla mayor, destacaba la capilla de Nuestra Señora de los Remedios. También era notable la capilla de San Pedro Pascual, lugar de entierro de los nobles toscanos Liborio Romano y su mujer, y Porfirio de Doria. Este último había sido embajador del gran duque de Toscana en Madrid. Entre el resto de capillas, existía una dedicada a San Ramón Nonato.
Su claustro principal era especialmente admirado por sus contemporáneos, por sus dimensiones y regularidad. El clasutro contaba con pinturas de importantes artistas como Vicente Carducho, Pedro Ruiz González, Lucas Jordán y Juan Antonio Frías y Escalante. Existía además otro claustro de menores dimensiones.
El convento tuvo enfermería, botica, imprenta y tahona.
Galería
Algunas de las pinturas en el Museo del Prado procedentes del convento.