La colonización rusa de América consistió en la expansión en América del imperio ruso de los siglos XVIII a XIX y de la URSS durante el siglo XX.
La colonias rusas fueron la América rusa y fort Ross, enclavado en la Alta California española, en los actuales EE. UU. y Canadá. Se trató de un vasto, agreste y poco poblado territorio en el que las factorías se dedicaban la actividad peletera.
Durante el siglo XX la URSS influyó económica, política, militar y culturalmente en América, siendo el máximo exponente el estado comunista de Cuba.
La tradición sitúa tanto a Semión Dezhniov como a Fedot Alekseyev Popov en las costas de Alaska. Sin embargo la primera expedición a Norteamérica fue la primera expedición a Kamchatka (1724), propiciada por el zar Pedro VI y dirigida por el dano-noruegoVitus Bering. En 1732 la expedición de Mijaíl Gvózdev alcanzó el cabo Príncipe de Gales. Posteriormente la segunda expedición a Kamchatka (1733-1743) reconoció las costas de Alaska, logrando fomentar el interés por la explotación de las pieles de nutria marina. La zarinaCatalina II permitió el establecimiento, por periodos de tres o cuatro años, de factorías para el comercio de pieles por parte de rusos e indígenas siberianos. Los indígenas aleutas (o unangan) participaron en los intercambios comerciales, a veces de manera forzosa o desfavorable.
De 1799 data la fundación del fuerte San Miguel (Крепость Санкт Михаи́л), que dio lugar a la actual población de Sitka, poblada por rusos y aleutas. En 1802 se produjo al invasión tlingit de Sitka, que se resolvió con la batalla de Sitka (1804) y el pago de una compensación económica.
El deficitario aprovisionamiento desde Siberia sumado al agotamiento de la caza, y los costes de la guerra de Crimea ocasionaron la venta de la América rusa a EE. UU. en 1868 por Alejandro II. El imperio ruso dejó tras de sí los yacimientos petrolíferos de Cook Inlet, los auríferos del río Stikine y de carbón en la península de Kenai. El nombre de la actual Alaska procede del aleutianoalyeska o alaxsxaq (que significa "tierra grande" o, más literalmente, “el objeto contra el que la acción del mar es dirigida”).[3] La extensión territorial de la América rusa en 1867 era de 1.518.800 km²,[4] el 88,37% del territorio del actual estado de Alaska.
A mediados del siglo XX, durante la vigencia de la URSS, desde Moscú se apoyó con medios económicos, financieros, militares, políticos y propagandísticos a los partidos comunistas y socialistas americanos para favorecer sus intereses económicos.[5] En 1932 se proclamó la efímera república Socialista de Chile para llevar a cabo la revolución obrera del país.[6] La URSS respaldó la revolución cubana (1952) en Cuba, dando lugar al establecimiento de un estado socialista de partido único. A partir de entonces, ayudó a Cheddi Jagan en la Guyana Británica (1953) y, sin éxito, al EGP (1963) en Argentina o ELN en Bolivia (1966).[7] Mientras tanto, EE. UU. intervenía directamente en otras naciones americanas limitando la capacidad de expansión del comunismo y el socialismo. Otros apoyos soviéticos que sí propiciaron el gobierno del país fueron al FSLN en Nicaragua (1979).[8][9]