El Exconvento y Excolegio Femenino de Nuestra Señora de la Encarnación de Orden de Monjas Agustinas Descalzas, mejor conocido simplemente como Claustro de la Encarnación perteneciente al Colegio Mayor del Cauca, funcionando actualmente la sede de aquella institución. El edificio conventual se ubica en pleno centro histórico de la capital del departamento del Cauca, en Colombia.
Historia
Siglo XVI- XVII
Después que se cimentó la fundación de la naciente villa de Asunción de Popayán, se iniciaron las construcciones de distintas instituciones eclesiásticas y civiles para brindarles distintos servicios a la comunidad española que poco a poco se asentaban en los lotes adquiridos o cedidos por las autoridades. Es aquí cuando al notar la ausencia de un centro educativo destinado para la formación de las hijas y señoritas de las familias acaudaladas castellanas y de las gentes rurales, el segundo obispo de la ciudad Fray Agustín de la Coruña que deseó establecer en la ciudad un convento en el cual puedan tener cobijo desde las hijas de los encomenderos y conquistadores más distinguidos hasta las mujeres más pobres y sencillas de la región, por lo que donó varias propiedades que tenía al oriente de la Plaza Central[1] para este propósito y la custodia del nuevo claustro fue entregada a las Agustinas descalzas, la naciente obra fue en principio una casa muy sencilla de bahareque con una pequeña capilla de paja para el culto, no fue sino hasta después del considerado primer terremoto de la Popayán española en 1564 que la construcción recibió varias ampliaciones, una de estas se desplazó hacia la esquina occidental en la que se levantó un torreón de tres cuerpos cerca de las celdas de las monjas, por esta torre las religiosas tenían una vista privilegiada de la plaza y sus alrededores sin la necesidad de violar el voto de clausura, por esto es que la ciudadanía comenzó a denominarlo como El Mirador de las Monjas.
Por lo que se tomó la iniciativa de fundar una sede para suplir esta necesidad de la naciente población por lo que donó sus bienes 1564 para la fundación de un monasterio austero y para ser regido en la más fiel arquitectura monacal piadosa, mandó a traer desde España a la Orden de las Agustinas Descalzas para que lo administraran, quedando establecida la misión en el año de 1592 con la instalación de algunas religiosas en la modesta casa levantada para ella al costado suroriental de la plaza central.