La bradicardia es una frecuencia cardíaca lenta en reposo, normalmente por debajo de las 60 ppm (pulsaciones por minuto).
Se considera una frecuencia cardíaca normal durante el sueño, en adultos jóvenes sanos o ancianos, y en atletas.[1]
En algunas personas, la bradicardia por debajo de las 60 PPM puede estar asociada a la fatiga, la debilidad, los mareos, la sudoración y los desmayos.
El término "bradicardia relativa" se utiliza para referirse a una frecuencia cardíaca más lenta que la frecuencia cardiaca en reposo típica de un individuo. Los atletas pueden padecer el síndrome del corazón del atleta, que incluye la bradicardia como parte de las adaptaciones cardiovasculares al entrenamiento.[2]
La palabra española «bradicardia» proviene del griego βραδυκαρδία [bradykardía], que significa ‘corazón lento’:
- βραδύς [bradýs] ‘lento’
- καρδία [kardía] ‘corazón’.
Generalmente es indicio de enfermedades del corazón, y también puede ser síntoma de meningitis u otras lesiones del encéfalo.
La bradicardia no implica necesariamente la presencia de enfermedades coronarias o fallo sistémico de nodos auriculares. La bradicardia, asimismo, debe ser tomada como antecedente para un infarto estable, y aun cuando se presente en atletas o adultos jóvenes deberá ser evaluada cuidadosamente para descartar males congénitos o lesiones de origen infeccioso o químico. También ocasiona dolor en el pecho, mareo y falta de respiración, y, si el dolor es intenso, puede llegar a desmayos.
Causas
La bradicardia es causada por algo que interrumpe los impulsos eléctricos normales que controlan el ritmo de la acción de bombeo del corazón.
Muchas cosas pueden causar o contribuir a problemas con el sistema eléctrico del corazón, incluyendo:[3]
Bradicardia en niños
La bradicardia en niños[4] es una condición caracterizada por una frecuencia cardíaca más lenta de lo normal, la cual varía según la edad del niño.
En recién nacidos prematuros, esta reducción es fisiológica y se asocia a la inmadurez de los sistemas reguladores de la frecuencia cardíaca, resolviéndose gradualmente con cuidados adecuados y medicación. Las causas más frecuentes de bradicardia en recién nacidos incluyen defectos cardíacos congénitos, encefalopatías y traumatismos al nacer.
En lactantes y niños mayores, puede deberse a factores como infecciones complicadas con miocarditis, hipotiroidismo, intoxicaciones, y obstrucción de la respiración nasal por adenoides.
En adolescentes, además de las causas mencionadas, la bradicardia puede estar relacionada con distonía vegetovascular y enfermedades autoinmunes. La bradicardia sinusal en adolescentes deportistas no es patológica, sino una adaptación fisiológica del corazón a la actividad física intensa
Véase también
Referencias